Irene Montero, ministra de Igualdad, necesita justificar de alguna manera que siga existiendo un ministerio que en la práctica no ha hecho absolutamente nada para mejorar la vida de las mujeres.
Mucha palabrería barata, muchos enchufes, alguna que otra niñera gratis y poco más es el bagaje de un ministerio que ha contado con un presupuesto altísimo para la escasa labor que ha llevado a cabo.
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Por este motivo, la mujer de Pablo Iglesias tiene que hacer ver a los votantes, de algún modo, que está moviéndose para ayudar a que el machismo abandone nuestra sociedad... A pesar de que desde hace muchos años existe un nivel de igualdad bastante alto en nuestro país en asuntos laborales y sociales, más allá de que sigan existiendo lacras como la violencia de género. Un mal que Montero no ha contribuido a eliminar precisamente, todo sea dicho.
La mejor fórmula que ha encontrado para justificar la existencia de su ministerio es intentar hacer ver que a las mujeres no se les permite ejercer la profesión que desean, una mentira flagrante que no se sostiene.
"A las mujeres se nos dice que no valemos para ser científicas o médicas"
No sabemos qué clase de infancia tuvo Irene Montero o si tiene algún trauma porque a ella le dijeron tales cosas, pero a nadie le entra en la cabeza la barbaridad que soltó Irene Montero en Televisión Española: "Desde que somos pequeñitas la sociedad nos dice que las mujeres no valemos para hacer las cosas importantes, para ser científicas o médicas", soltó ni corta ni perezosa.
Es una mentira como una catedral: y no lo decimos nosotros, lo dicen los datos. ¿Acaso pensaba Irene Montero que los ciudadanos nos íbamos a tragar su discurso así como así? Debería saber la señora ninistra que siete de cada diez estudiantes de Medicina en España son mujeres. Eso para empezar.
Y para continuar, también debería saber que España está entre los países europeos con mayor número de mujeres científicas: es el tercer país de la UE con más mujeres dedicadas a la ciencia y la tecnología, por detrás de Alemania y Francia; y el quinto en cuanto a paridad entre hombres y mujeres en dedicados a la ciencia, por detrás de Lituania, Letonia, Dinamarca y Bulgaria.
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Queda claro, por tanto, que Irene Montero mentía cuando dijo semejantes barbaridades. Y lo hizo intencionadamente. Pretendía hacer ver a la ciudadanía que no se está tocando las narices, aunque la realidad refleja una cosa bien distinta.