Hace nueve meses, y tras la brutal derrota de Pablo Iglesias en las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid, Ione Belarra se posicionaba como la nueva lider ideológica de Unidas Podemos, a la vez que Yolanda Díaz se posicionaba como la líder de los morados en el Gobierno, e Irene Montero se mantenía como punto de 'conexión' entre la transformada formación y sus raíces.
Un plan que parecía funcionar en un primer momento, siendo las tres mujeres las principales voces del partido morado, dentro y fuera del Ejecutivo socialcomunista nacional, contando con el beneplácito del ya ex líder de la formación morada, que renunciaba a todos sus cargos.
Sin embargo, pronto quedaba demostrado que la verdadera intención de Pablo Iglesias al renunciar a sus cargos políticos no suponía una renuncia a su poder en la formación podemita, sino únicamente salir de la primera línea, para continuar liderando el partido en la sombra.
Una intención que parece mantener nueve meses después, utilizando su nuevo trabajo como colaborador de diversos medios de comunicación para lanzar 'directrices públicas' a las mujeres al cargo de su formación, con especial hincapié en Yolanda Díaz, a la que continúa recordándola que es vicepresidenta "gracias" a que él tomó esa decisión.
Así pues, el ex vicepresidente segundo del Gobierno insiste en ser la voz cantante del partido, a pesar de que ya no forma parte de la directiva del mismo, llegando a 'postular' la posición que Unidas Podemos debe tener en el conflicto entre Ucrania y Rusia.
La incomodidad crece en Podemos
Insistencia de Iglesias en dirigir 'el cotarro' desde fuera que, tal y como ha podido saber el diario 'La Razón', incomoda y mucho dentro de la formación podemita, que sigue buscando formas para desvincularse de las declaraciones de su ex líder.
"No respondemos por él" contestan desde la dirección del partido, sin ocultar la incomodidad que, en los últimos meses, han provocado las palabras de Iglesias dentro de la formación y sobre todo, alrededor de Yolanda Díaz.
Una incomodidad que también parece afectar a Irene Montero, la cual se ha mantenido en silencio ante esta nueva brecha abierta en la formación, evitando condenar al ex vicepresidente segundo del Gobierno y su pareja, pero defendiendo en todo momento la actuación de las actuales líderes de la formación, demostrando así que, a pesar de su silencio, ella misma está dispuesta a alejar a su ministerio, y a su propia imagen pública, del ex líder morado.