El que fuese vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, sigue empeñado en centrar toda la polémica. Ya no ejerce un rol importante dentro de la política española, por lo que el foco podría alejarse de él, sin embargo, siempre sabe qué decir o qué hacer para no caer en el olvido.
Iglesias habló ayer en su programa 'La base' y, como cada vez que habla, subió el pan. El podemita quiso hacer su juicio de valor respecto al caso del agente de la Policía Nacional que se infiltró en los movimientos sociales independentistas durante varios meses para poder sacar información útil para el estado.
Durante su monólogo, el exvicepresidente explicó una conversación inventada que supuestamente había mantenido con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. En dicha conversación, Iglesias asegura que le pidió al ministro del Interior que metieran a policías afines en el PP para hacerles "cantar la traviata" mediante relaciones sexuales.
"Teniendo en cuenta la inmensidad de asuntos delictivos que afectaban al Partido Popular y teniendo en cuenta también la cantidad de antiguos ministros, cargos públicos y dirigentes de PP que había acabado en la cárcel, propuse a Fernando lo siguiente 'Fernando, ¿por qué no infiltramos a agentes de la Policía en el PP?", comentó Iglesias en su programa.
En su mundo de fantasía y fabulaciones, Iglesias le decía al ministro del Interior también que le proponía "infiltrar hombres y mujeres de la Policía y la Guardia Civil que consigan tener relaciones sexuales con los jefes del PP, entre tú y yo, sabiendo como es la derecha, eso no puede ser tan difícil. En la cama, estos corruptos de mierda van a cantar La Traviata, y si nuestra gente les ofrece drogas ya, ni te cuento, que los del PP son unos viciosos"
Por si fuese poco, el exlíder de Podemos se atreve a dar nombres propios, ya que ha llegado a considerar que sería bueno "engañar a Pablo Casado, a Feijóo, a Cospedal, a Ayuso, a Margallo para que follen con ellos seguro que les van a contar".
Sin duda unas declaraciones lamentables e indignas de una persona que hasta hace unos meses formaba parte del Gobierno central, que debía velar por el bien de los españoles y tratar a la oposición de forma digna y respetuosa. No todo vale en política.