Hay historias de esas que parecen sacadas de una película de terror, como esta que tuvo lugar en la ciudad de Chickasha, en el estado norteamericano de Oklahoma.
Efectivos de la Policía local entraron en casa de Andrea Lynn Blankenship el pasado 12 de febrero y se encontraron con una macabra postal: un cuerpo apuñalado y un pecho mutilado.
Lawrence Paul Anderson (42), el asesino, admitió ese mismo día haber irrumpido en la vivienda de la mujer. Asimismo, confesó haberla asesinado, también quitarle el corazón y llevárselo a su casa tío para cocinarlo.
"Cocinó el corazón con patatas para alimentar a su familia y liberar a los demonios. El horror no se detuvo ahí, el perturbado sujeto también está imputado por la muerte de su tío y a la nieta de este, una menor de tan solo 4 años.
Anderson fue acusado en los últimos días de tres cargo de asesinato en primer grado y dos delitos graves de asalto y agresión con un arma mortal y mutilación, según reflejan los registros judiciales.
Anderson vivía con sus tíos en el momento de los asesinatos. El gobernador de Oklahoma le había conmutado en junio de 2020 su última condena.
En 2006 había estado detenido por posesión de crack, en 2012 por distribución de la misma droga y en 2017 fue sentenciado a 20 años de prisión por posesión de estupefacientes y armas.
Durante su último juicio, le aseguró al juez que seguía un tratamiento médico por su trastorno bipolar.