Son nuestros mejores amigos aunque, algunas veces, quieran descubrir de qué están hechas las cosas que les rodean.
A alguno de ellos le ha encantado ver todo lo que contiene un cojín, revolcarse por la espuma ha sido una pasada.
Claro que cuando llega su compañero humano, no saben como disculparse.
Se ponen panza arriba en actitud sumisa, se acercan para besarlos y si hablasen seguro que les dirían lo mucho que lo sienten.
Lo que no tienen tan claro es si repetirán la hazaña.
Este vídeo os hara sonreir y os emocionará. Ningún ser humano sería capaz de demostrar su arrepentimiento como estos tiernos perritos.