Pep Guardiola no está pasando por uno de sus mejores momentos como entrenador; y es que el Manchester City, a pesar de estar considerado como uno de los grandes favoritos de la Premier League, no está consiguiendo resultados esta temporada.
Una crisis del equipo que ha quedado reflejada en la clasificación de la Liga inglesa, ocupando el City la octava posición de la lista, después de empatar desastrosamente contra el West Bromwich, el penúltimo clasificado de la Premier League, y uno de los claros candidatos al descenso.
Un empate, provocado por un gol en propia portería, que demuestra la caída en picado del equipo de Guardiola durante las últimas semanas, habiendo registrado dos victorias, dos empates y una derrota en los últimos encuentros de la Liga.
Tampoco las estadísticas acompañan al Manchester City: ninguno de sus jugadores entra en la clasificación de mejores goleadores (en este momento), aunque sí puede presumir Guardiola de contar con Kevin de Bruyne, el segundo jugador con más asistencias de la Premier esta temporada, después de Harry Kane, del Tottenham.
Guardiola busca apoyo en los árbitros
La desesperación del entrenador catalán se ha podido ver en sus reacciones, en el banquillo, durante los últimos encuentros sobre el césped del Manchester City.
Movimiento de manos, andares presurosos, gritos.. todo un 'showman' ante las cámaras deportivas, que muestran a los aficionados que el desastre del equipo sobre el terreno de juego también es fruto del desastre que se está produciendo dentro del vestuario.
Y tal es la crisis por la que atraviesa el club, muy parecida a la que atraviesa el ex equipo del técnico catalán, el FC Barcelona, que Guardiola no ha dudado en buscar en los árbitros el apoyo que su equipo necesita para remontar la temporada.
Así pues, en el encuentro contra el West Brom, se pudo ver a Guardiola quejarse reiteradamente al colectivo arbitral por los minutos que iban a ser añadidos a la segunda parte del partido.
Unas quejas recogidas en cámara, y que muestran cómo el técnico, furioso, intenta convencer al cuarto árbitro para aumentar los minutos añadidos, intentando así ofrecer a sus jugadores la posibilidad de romper el empate.
Sin embargo, y pese a los esfuerzos del entrenador, ni siquiera los cuatro minutos de tiempo añadido concedidos por el árbitro consiguieron mover el contador a favor del Manchester City, que sigue en caída libre ante la desesperación de un Guardiola demasiado acostumbrado a ganar.