El penalti que cometió Clement Lenglet sobre Sergio Ramos en el Clásico del pasado sábado sigue coleando. El antimadridismo insiste en que el árbitro no debió pitarlo, mientras que el madridismo en general asiste asombrado a la pataleta de aficionados, prensa, futbolistas, técnicos y directivos del eterno rival.
Lo que no se podían imaginar es que iba a ser el mismísimo Pep Guardiola, ídolo del club catalán, el que desestimara los argumentos vacíos de todos aquellos que niegan el penalti sobre el capitán del Real Madrid.
El lamentable espectáculo de Jota Jordi tras el penalti de Lenglet a Sergio Ramos
Si nos remontamos al año 2012, en una eliminatoria de cuartos de final de la Liga de Campeones entre el Barça y el Milán, la hemeroteca va a dejar muy sonrojados a todos los barcelonistas que cuestionan el penalti.
Aquel partido se resolvió en gran medida por dos dudosos penaltis, el segundo de ellos por un medio agarrón sobre Messi dentro del área, bastante más leve del que cometió Lenglet sobre Sergio Ramos.
Guardiola hunde al barcelonismo
Guardiola, entonces entrenador del Barça, no toleró que se hicieran insinuaciones sobre la labor arbitral y justificó que el colegiado hubiera indicado la pena máxima: "Por televisión son dos penaltis. Igual hay sitios donde no los pitan, pero cuando agarran de la camiseta en el área es penalti", afirmó.
Unas palabras que son perfectamente aplicables ahora al penalti cometido sobre Sergio Ramos en el Clásico. ¿O acaso un agarrón solamente es penalti si favorece al FC Barcelona?
Es verdad, sin el VAR el Real Madrid no habría ganado el Clásico
Los culés seguirán pataleando, lamentándose por el arbitraje y así continuarán obviando los errores cometidos ante el Real Madrid. Si su justificación de la derrota es que el árbitro favoreció a los blancos, allá ellos.
En lugar de llorar, lo que deberían hacer es mejorar para intentar solucionar las cosas de cara a su próximo enfrentamiento. Si no es así, tendrán que volver a sacar todo su recital de lloros.