Ni una palabra ni un gesto ni una mención. Zinedine Zidane le comunicó, en privado, a Gareth Bale que no contaba con él para la próxima temporada y que se buscase equipo. Unas breves palabras a las que el galés respondió: “Tengo contrato y no me voy a ir”. (No es Neymar, Mbappé ni Hazard… ¡Y el ‘7’ de Cristiano puede ser para él!)
Ahí empezó todo el conflicto entre el francés y el de Cardiff. Bale quiere cumplir su contrato, que expirará en 2022, y está en una postura totalmente inflexible. Zidane cogió las riendas y le relegó a la grada enseñándole lo que habrá la próxima temporada si decide quedarse. Solo estuvo en la última jornada, del tramo final, y vivió todo el partido desde el banquillo.
La relación entre ambos está rota
Lo dice El Confidencial y lo podemos asegurar también desde DonDiario, aunque no hace falta ser un lince para entenderlo. Cada cuál, con su postura, con sus razones y sus fobias, pero con un distanciamiento evidente que no tiene fácil solución.
Cuestión de orgullo... y de salario
Bale ha nombrado su portavoz a Jonathan Barnett y él, mientras, desconecta de una temporada para olvidar. Sabe que es una quimera quedarse en el Bernabéu, pero también sabe que debe presionar al máximo para no perder ni un euro de su salario. Gana 11 millones de euros netos por temporada (17 kilos, según apunta El Confidencial) y no saldrá perdiendo dinero.
Solo una oferta
Verse las caras en pretemporada con Zidane sería gravísimo a ojos de todos. Solo tiene 20 días para arreglar la situación y únicamente tiene una oferta de cesión del Bayern de Múnich. A sus 30 años quiere un nuevo paso en su carrera, pero sin bajarse el salario. Bale sabe que tendrá que salir sí o sí del Real Madrid este verano...