Las elecciones de 2020 por la presidencia de Estados Unidos han resultado ser una complicada carrera de obstáculos para los dos candidatos a la Casa Blanca, Joe Biden y Donald Trump.
Una carrera que ahora, encontrará su final en los tribunales. Y es que, aún faltando los resultados finales de estados decisivos como Pensilvania, Nevada o Michigan, los datos dan por vencedor a Biden, aunque por una diferencia mucho menor a la esperada.
Algo que Donald Trump no ha aceptado a día de hoy, asegurando que llevará la situación ante el Tribunal Supremo por un posible caso de fraude electoral.
Y es que Trump es el claro vencedor del voto presencial estadounidense, mientras que los grandes apoyos de Biden han llegado por las votaciones por correo; un 'detalle' que desde las filas republicanas ha sido muy remarcado, ya que consideran que ésto podría haber provocado que se manipulen los resultados reales obtenidos por el demócrata.
Una situación que no solo pone en vilo a toda la ciudadania estadounidense, que tendrá que esperar al fallo del Tribunal Supremo para conocer a su nuevo presidente, sino que pone en tela de juicio a democracia americana.
Y es que, a pesar de presumir de ser uno de los países más liberales y democráticos del mundo, la intervención de la Justicia a favor de un candidato u otro eliminaría casi al completo la división de poderes, y significaría el apoyo claro del alto tribunal a uno de los dos candidatos; además, esta situación volvería a dividir a la sociedad norteamericana, cada vez más enfrentada.
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Trump, el candidato que revienta las encuestas
A pesar de que la decisión recaerá sobre el alto tribunal norteamericano, Donald Trump sí ha tenido una clara victoria en este 2020; su brutal desafío a las encuestas.
Y es que los sondeos realizados durante la campaña electoral daban por claro ganador a Biden, al que auguraban una victoria desorbitada sobre el actual presidente de Estados Unidos.
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Una previsión que no se ha cumplido, ya que Trump ha salido vencedor en estados clave, y reponerse en las urnas a su ausencia durante la campaña, provocada por su positivo en coronavirus, así como a la caída de la economía, uno de sus principales baluartes en la reelección.