El periodista Miguel Frigenti ha conseguido con su profesionalidad ganarse una silla en el programa 'Sálvame', pero su vida no ha sido fácil.
El colaborador ha contado lo mucho que ha sufrido durante su infancia por su condición sexual.
Ningún niño fue a la fiesta
Miguel ha explicado que cuando cumplió diez años invitó a la fiesta a todos sus compañeros clase, pero nadie acudió, y eso le dejó completamente marcado.
El último año de colegio, le escribió a una profesora nueva para que le aprobaran y así poder salir del colegio y pasar al instituto, ya que no soportaba más el acoso que recibía.
“A mí me han llegado a pegar en mi pueblo por ir de la mano con mi novio”, ha confesado Frigenti.
Otro recuerdo duro en la vida del colaborador fue la decisión que tomó con 23 años: "Llamé a mi madre y le dije ‘me quiero morir’ y me llevó al médico para empezar con la terapia".
Frigenti siempre ha encontrado el apoyo que necesitaba en su familia: “Tenía 10 años cuando le dije a mi madre que era gay, pero me respondió ‘no me tienes que decir nada, sé que te gustan los chicos y sé que te gusta que te ponga supositorios”.
Miguel ha contado que su deseo es devolverle a Marisa, su madre, todo el amor que le ha dado y comprarle una silla de ruedas: "Mi sueño es comprarle una silla y poder pagarle una jubilación en condiciones”.
Además, Frigenti también ha encontrado el refugio en sus dos hermanos mellizos, Carlos y Alberto. “Nunca hemos hablado entre nosotros que nos gustaban los chicos, era algo obvio. De pequeños jugábamos a la sirenita... Hemos tenido mucha suerte con mis padres porque han sido muy tolerantes”.