Las expectativas para la Diada Nacional de Cataluña que se celebra mañana con el objetivo de convertirse en la fiesta del independentismo hablan de un fiasco absoluto. La gente no está para historias y se va de puente.
¡Una vergüenza! Las inadmisibles consignas violentas para la Diada
A pocas horas de la llegada del 11 de Septiembre, la ANC ha anunciado que 13 de las 107 concentraciones que ha convocado junto a Òmnium y la Associació de Municipis per la Independència (AMI) por la Diada ya tienen el aforo completo, ya que limitarán el número de participantes en cada punto para garantizar las medidas sanitarias y evitar así contagios de coronavirus.
En un comunicado, la entidad independentista ha destacado que entre las concentraciones que ya han llenado el aforo se encuentran las de Sants y Letamendi en Barcelona, Girona, Tarragona, Cornellà de Llobregat y Vilanova i la Geltrú (Barcelona).
También ha explicado que, "gracias a la buena respuesta de voluntarios y asistentes, algunas asambleas de la entidad están estudiando vías para ampliar el aforo previsto, siempre teniendo en cuenta los requisitos sanitarios y las características de la ubicación en concreto".
Hecha la ley, hecha la trampa: ¿Por qué Diada sí y reuniones de más de 10 personas no?
De lo que no hablan es de las 94 concentraciones restantes que no han obtenido el respaldo popular. A 24 horas de la festividad, falta aproximadamente el 90% del aforo por cubrir.
El independentismo, herido de muerte
El hecho de coincidir con un puente y los riesgos de contagio de coronavirus en las grandes aglomeraciones han echado para atrás a la población y han hundido las previsiones más optimistas.
El objetivo era movilizar a 48.000 personas, muy lejos de cifras que superaban incluso el millón en años pasados. La realidad será otra bien distinta y la ANC y su capacidad de movilización quedarán retratadas.
El pasado año se congregaron 600.000 personas en los diferentes actos organizados por la ANC. El bajón de este año reflejará también el hastío de los ciudadanos ante las peleas internas de los partidos independentistas que no se ponen de acuerdo en el mensaje que deben enviar al electorado.