Un año más, el independentismo catalán radical ha tomado las calles de Barcelona, así como las de otras ciudades catalanas para reivindicar, a través de la violencia, la instauración de la independencia en Cataluña.
Una situación límite que será tratada en la Mesa de Diálogo entre el Gobierno de España y la Generalitat de Cataluña en apenas unos días, a pesar de que las fuerzas políticas nacionalistas, con ERC y JxCat a la cabeza, se encuentran más divididas que nunca.
Sobre estas cuestiones, DonDiario ha podido hablar en exclusiva con el actor, director, escritor y gran persona Pedro Ruiz, quien no ha dudado en dar su opinión más sincera sobre la actualidad política que se vive en el país.
"Cada día más pienso que la mayoria de las personas no tenemos opiniones; cuando pasa el tiempo, lo que tenemos son callos en el cerebro, y discutimos cada uno desde nuestros callos. Y eso te hace fanático, hincha, extremista, de la izquierda, de la derecha... muchas veces, se discute desde los callos. Intentar imponer un callo tuyo a otro... pues no es muy inteligente. Primero, por pérdida de tiempo. Y lo segundo, porque no es saludable para el otro" ha asegurado el escritor.
Una pequeña reflexión que bien podría suponer el resumen de todo el conflicto interno en Cataluña, donde los radicales independentistas apuestan, de forma diaria, en acabar con las convicciones de aquellos que quieren mantener Cataluña como una comunidad autónoma española.
P:Tú no vas a convencer a nadie... ¿Y alguien te convence a ti?
R: Es complicado. Decía Ortega, y es una frase que me gusta mucho, que "lo que nos pasa, es que no sabemos lo que nos pasa. Por eso nos pasa lo que nos pasa". Y así, después de un tropezón, viene otro, y el mismo, y el mismo un poco cambiado... nosotros no tropezamos solamente en una piedra, tropezamos cien veces, y luego nos compramos la piedra, y la ponemos en casa encima de la estantería. Los seres humanos somos muy torpes.
Un tropezón continuo, también en el caso del independentismo catalán, que estaría orquestado por unos políticos que sufren, tal y como asegura Ruiz, de "inflamación de ombligo".
P: Ninguno de nuestros políticos ha arreglado nada... ¿A más ego, más estupidez?
R: A más ego, menos hago. Allá ellos. El que tenga inflamación de ombligo, y encima quiera mandar, que se lo opere.
P: ¿Crees que ha habido alguno que sí ha cambiado las cosas?
R: Todo el mundo tiene cosas salvables. Algunos de los políticos que yo conozco creo que han tenido buenas intenciones. Pero luego está la realidad, y la realidad es que en el planeta mandan 400 familias, o 4.000, da igual. Multimillonarios de toda la vida, y algunos que se incorporan, que son los que deciden lo que pasa en el mundo, los que manejan el hambre, el atracón, y la diarrea (en referencia a su espectáculo, 'Loc@s, reír nos cura'). Entonces, llegan unos chicos, con respeto, los políticos, que son los pastores que tienen los ricos para manejar el rebaño. No va a bajar el rico para hablar con el sindicato; le pagan la campaña a uno, y ese manda, hace un rato de presidente y luego le echan, mientras ellos siguen acumulando fortunas.
Una inflamación de ombligo que, a su vez y tal y como justifica el actor, llega a políticos y a ciudadanos de a pie a través del contexto cultural en el que viven.
P: ¿Eso lo extrapolas al pensamiento político.... a todo?
R: Yo creo que sí. Obsesionarse no es bueno. Conste que es un error que yo he cometido con frecuencia. Es muy importante que llegue un momento, de vez en cuando, en el que te veas a ti mismo desde fuera del monigote. Cuando abres la cabeza a la vida, empiezas a darte cuenta de la diferencia entre lo que ves y lo que te enseñaron. Y empiezas a aceptar o a rechazar. Pero los 'decorados', el contexto que te rodea, el de España, el de Bélgica, el de Cataluña... te condiciona.
Condicionamiento que sólo puede seer solucionado a través del diálogo, y sobre todo, escuchándose los unos a los otros.
P: ¿Crees que Cataluña se convertirá en un paraíso, o seguirá con esos problemas internos que tiene?
R: El que promete un paraíso es un mentecato. En Cataluña, Sudáfrica o Madrid. No hay paraísos, hay realidades aceptables, y muy peleadas. Hay que tolerarse, hay que conversar, y este es momento de escucharse los unos a los otros, ya no sólo con interés, sino con afecto. Porque estamos todos en la misma pelea que perderemos: la de morirnos.
Del mismo modo, creo que es importante escuchar. Si hay un tema del que no sé nada, no opino, escucho. Creo que he aprendido mucho de las relaciones que he tenido, profesionales y personales; he tenido la suerte de relacionarme con muchas personas muy conocidas, como Dalí o Camilo José Cela.. si ese rato que estás con personas que saben más que tú, no lo empleas para escuchar, estás siendo un idiota.
Así pues, es el diálogo, y el respeto mútuo, lo que puede acabar con los grandes problemas sociales y políticos de la actualidad... de los cuales no se puede huir. Ni siquiera a Waterloo.
P: ¿Estás de acuerdo con Schopenhauer, que decía que la gente que necesita viajar mucho, es porque huye de sí misma?
R: Permanentemente. Pero todo el que huye de sí mismo, se encuentra en el sitio al que va. Porque de donde no se puede escapar es de uno mismo. "Estoy en Zambia, pero soy un cabrón... Estoy en Venezuela, pero sigo siendo un cabrón. Es que tu país es cabrón; eres de cabrolandia".
Eso sí,a pesar de todos los problemas y enfrentamientos que vive Cataluña dia tras día, e independientemente de cómo trascurra la mesa de diálogo entre los Gobiernos, Pedro Ruiz se reconoce un enamorado de Cataluña, a donde piensa volver, a la vez que disfruta de Madrid, su otra ciudad, en la que transcurre esta entrevista, a la sombra de los árboles del centro de la capital española.
P: ¿Volverías a Cataluña tal y como está ahora?
R: Yo no me he ido de Cataluña. He vendido la casa de Barcelona hará cosa de año y medio, porque mi hermano se ha ido, y mi madre no está, y yo tengo aquí en Madrid una casa muy grande. No es sensato tener un culo y 14 baños. Echo de menos el mar, voy a Barcelona con mucha frecuencia, y yo no acabaré en Madrid. En algún tiempo, volveré al mar.