Este perrete impaciente ha aprendido lo que tiene que hacer cuando el tardón de su humano se retrasa... ¡¡Más listo que el hambre!!

A los perros no les gusta estar metidos en el coche mucho rato... y éste lo demuestra.

10 de Mayo de 2020
Este perrete impaciente ha aprendido lo que tiene que hacer cuando el tardón de su humano se retrasa... ¡¡Más listo que el hambre!!
Este perrete impaciente ha aprendido lo que tiene que hacer cuando el tardón de su humano se retrasa... ¡¡Más listo que el hambre!!

Los perros son el mejor el amigo del hombre... y a veces, llegan a adquirir algunas capacidades humanas para recordarle a sus dueños algunas cosas.

Es el caso de Wally que, desde bien pequeño, dejó claro a su humano, Tyler Fust, que él no era un boxer cualquiera.

"Tenemos a Wally desde que era un cachorro, y tiene una serie de habilidades únicas" afirma Fust a los medios, a la vez que reconoce que el perrete "no es nada tímido".

Aún así, el boxer de Wisconsin sigue sorprendiendo a su humano con las habilidades más insospechadas... y con su poca paciencia.

A Wally no le gusta esperar

Tyler Fust dejó el coche aparcado, con Wally dentro,para entrar en un supermercado para hacer una compra urgente.

Sin embargo, parece que a Wally le pareció que su humano tardaba demasiado en el edificio, y tomó una resolución: había que avisarle de que su tiempo se había acabado.

Así pues, el bóxer se posicionó en el asiento del piloto... y se puso a tocar el claxon, llamando rápidamente la atención de Tyler.

"Aparentemente, alguien se ha cansado de estar sentado esperándome en el coche" afirmaba el hombre acercándose a su vehículo mientras grababa la escena con el móvil.

La escena, cómica de por sí, aumenta las carcajadas al ver la seria cara del perro, molesto ante la tardanza de su humano.

"En cuanto oí la bocina supe que era Wally" afirma a los medios Tyler, entre risas "Aprendió a tocarla hace seis meses y ahora lo hace cada vez que reclama mi atención. No pude soportar la mirada seria que me puso cuando llegué a la puerta. Ni siquiera dejó de tocar el claxon hasta que abrí la puerta".