El 30 de enero de 2018, se decidía en el Parlament de Cataluña si Carles Puigdemont debía ser proclamado, en la distancia y desde Waterloo, como president de la Generalitat.
Pese a que todo indicaba que el organismo catalán volvería a desafiar a España con la investidura del fugado, Roger Torrent, como presidente del parlament, rechazó esta propuesta en el último momento, y la investidura resultó fallida.
Algo que incendiaba a los cientos de independentistas radicales que, en la calle, apoyaban a Carles Puigdemont, y que decidían rodear y asaltar el Parlament, en defensa de la 'República' de Puigdemont.
Pero los independentistas se encontraron con los Mossos d'Esquadra, que controlaban las puertas del parque. Ante la sorpresa de los agentes, poco después recibían la orden de abrir la verja, siendo sólo un puñado de agentes los que quedaban a merced de los CDR, que comenzaron a golpearles con fuerza.
En concreto, fueron cinco los Mossos que más golpes recibieron de los radicales CDR, que veían a los agentes como "enemigos" de la República que defendía Puigdemont... ya desde Waterloo.
¡A la cárcel!
Entre los detenidos por esta acción de extrema violencia, se encuentra Josep Rosas Creu, un habitante de Navès que bajó a Barcelona para defender a Puigdemont como president.
Ahora, este radical ha sido condenado por la Audiencia de Barcelona a un año y 9 meses de cárcel por desórdenes públicos graves, y resistencia a la autoridad. (Torra está cabreado como una mona: ¿Qué le han hecho los socialistas?)
Un nuevo 'regalo' de las instituciones catalanas a los CDR, ya que la pena es muy inferior a la que pedía la Fiscalía, de tres años. También a favor del independentista actuó la propia Generalitat, que retiró en el último momento su petición de cuatro años de cárcel.