El joven terminó confesando que había matado a 36 mujeres
Ted Bundy era un asesino en serie que fue condenado a la silla eléctrica en el año 1989.
El americano era un joven que pertenecía a un núcleo familiar formado por su madre, su padrastro y sus hermanastros.
Y aunque terminó heredando el apellido de la segunda pareja de su madre, lo cierto es que nunca llegó a tener buena relación con él.
A los 28 años, y tras realizar varios robos, fue cuando decidió comenzar su expediente criminal.
El 4 de enero de 1974, Ted realizó su primer asesinato a una joven estudiante de 18 años, a la cual le quitó la vida golpeándola con una palanca y después la violó con la pata de una cama.
Casi 4 semanas después, el homicida consiguió su siguiente víctima, quien era también una joven estudiante de 21 años, la cual mató dejándola inconsciente con un golpe y trasladó su cuerpo hasta una montaña cercana.
Pero fue durante la primavera-verano del mismo año cuando el estadounidense comenzó a realizar varios asesinatos en serie a mujeres jóvenes, estudiantes y madres.
En un principio solía realizar los crímenes de noche, hasta que un día también comenzó a hacerlos por el día.
Por lo que en el mismo año el asesino se encargó de arrebatarle la vida hasta a 11 personas, de las cuales escondió los cuerpos para que no hubiera ninguna sospecha.
Y es que entre sus estrategias para no ser pillado también estaba la de cambiar su aspecto físico, por lo que solía alternar frecuentemente su pelo y barba.
Finalmente, Bundy fue arrestado el 16 de agosto de 1975 tras ser parado por la policía en un control de la matrícula y reunir varias sospechas que lo señalaban directamente.
Por lo que tras enfrentarse a algunas de sus víctimas en los juicios y realizar varios intentos de fuga, el estadounidense fue condenado a la silla eléctrica.