Este es Harvey Carignan, el exmilitar que mataba a sus víctimas por orden divina

El asesino en serie recibió el apode de 'Harb, el martillo'

18 de Mayo de 2021
Este es Harvey Carignan, el exmilitar que mataba a sus víctimas por orden divina
Este es Harvey Carignan, el exmilitar que mataba a sus víctimas por orden divina

Harvey Carignan es uno de los homicidas americanos que sembró el terror a partir de los años 50 en Alaska

El americano comenzó su carrera delictiva 3 años después de alistarse en el ejército, lugar en el que consiguió una gran figura muscular. 

El 31 de agosto de 1949, Harvey se hizo con su primera víctima, Laura Showalter, una mujer de 58 años a la que intentó violar sin resultado alguno

Al observar la defensa que la chica estaba realizando, este finalmente decidió asesinarla con un golpe bestial en la cabeza con el que consiguió romperle el cráneo

Y a pesar de que el autor de los hechos fue juzgado por este caso, finalmente fue puesto en libertad y comenzó a desatar una oleada de crímenes hasta llegar a las 20 víctimas. 

Entre ellas se encuentra Kathy Miller, una joven de tan solo 15 años, la cual estaba interesada en un puesto de trabajo que el mismo había publicado en el periódico y se puso en contacto con él. 

Harvey se dispuso a recogerla para llevarla hasta la vía de servicio donde supuestamente se iba a realizar la entrevista, pero finalmente el asesino terminó violándola, matándola con un martillo y arrojando su cuerpo en el estado de Everett.

Gracias de la denuncia de la madre que la joven puso ante su desaparición, la policía llevó a cabo una investigación sobre el caso e interrogaron a Harvey. 

Este finalmente no fue detenido por los agentes, ya que se creyeron su coartada.

A partir de este momento, el estadounidense se trasladó hasta Seattle donde llevó a cabo los siguientes crímenes, los cuales en la mayoría de los casos eran a mujeres a las que intentaba violar y después las mataba. 

Pero fue el 24 de septiembre de 1974 cuando fue arrestado por la policía de Minneapolis por las desapariciones de las chicas que se habían producido tiempo atrás. 

Mientras se realizaba la investigación, algunas de las víctimas nada más verle en una fotografía lo reconocieron instantáneamente, por lo que los agentes descubrieron que se trataba de un auténtico asesino en serie. 

Y fue en el juicio donde se le juzgaba cuando Harvey primero alegó tener traumas sexuales y se intentó justificar diciendo que en los estallidos de locura escuchaba la voz de Dios

Unos argumentos que no le sirvieron de nada, ya que finalmente fue condenado a 40 años de prisión, sentencia máxima que el estado de Minnesota podía imponer.