John y Karlee, dos profesores estadounidenses que trabajan en Corea del Sur, fueron informados de que había una camada de cachorros viviendo, con su madre, bajo una pila de troncos.
Hasta el lugar fueron ambos, y rápidamente rescataron a los pequeños. Sin embargo, no había rastro alguno de la madre.
Al día siguiente fue localizada por ambos pero, temerosa y arisca, no se dejó coger ni permitió que los humanos se acercaran a ella, aunque su desesperación por no encontrar a los pequeños era evidente.
Durante una semana, John y Karlee intentaron ganarse la confianza de la perra, llevando la jaula en la que transportaron a los cachorros a la zona para ver si conseguían capturarla y llevarla al refugio, pero sin resultado.
Hasta que un buen día, decidieron probar una nueva estrategia.
Historia con final feliz
Los norteamericanos colocaron la jaula con los cachorros en el remolque de una camioneta, y comenzaron a conducir lentamente hacia el refugio, a varios kilómetros del lugar.
Sorpresa, incredulidad y felicidad. Eso fue lo que sintieron los profesores cuando vieron que la perra no dudaba ni un instante en seguir a la camioneta por la carretera, pese al esfuerzo de la distancia que tuvo que recorrer.
En ningún momento perdió de vista al vehículo y, gracias a ello, ahora tanto ella como sus cachorros han sido enviados a Nueva York por la asociación Korean K9 Rescue, que lucha contra el comercio y consumo de carne de perro en Corea del Sur.
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