Algunos llevan el confinamiento mejor que otros. Hay personas que el hecho de estar en casa no supone ningún problema, mientras que otros sienten la necesidad imperial de pisar la calle y hacer actividades fuera del hogar.
Pero hay un colectivo (entre muchos otros) que tiene un problema añadido. Los ludópatas. Es muy difícil para una persona adicta al juego escapar de las casas de apuestas online durante el confinamiento.
Soledad, internet y aburrimiento; ingredientes perfectos
Los anuncios ya han sido limitados. A falta de eventos deportivos, las casas de apuestas online han dedicado sus spots en casino, ruletas y bingo. Una tentación para los más ludópatas.
Los centros de rehabilitación y de terapia para los adictos están cerrados a causa del covid-19. Sumado a la facilidad de tener acceso a un móvil o un ordenador en casa, la ludopatía ha despuntado.
Agencias desbordadas
El director general de la Federación española de jugadores de azar rehabilitados, Juan Lama, denuncia la situación: “Esta situación opera como un factor de desestabilización enorme. Estamos recibiendo una media de 30 llamadas diarias de familiares que están observando comportamientos de consumo compulsivo de juego online, videojuegos o de compras impulsivas por Internet; de personas que llaman preguntando cómo inscribirse en el registro de autocontrol (que impide el acceso a plataformas y casas de apuestas online) además de las llamadas de nuestros usuarios a sus terapeutas”.
“El jugador presencial tiene que hacer el esfuerzo de salir a la calle, el que juega por Internet puede hacerlo mientras está rodeado de su familia en el salón”, advierte José Abad, presidente de Federación Andaluza de Jugadores de Azar Rehabilitados (Fejar).
24h al lado del ludópata dificulta poder avisar a las autoridades
En el caso de Fejar, las llamadas se han incrementado un 100% desde que empezó el confinamiento con el decreto de Estado de alarma. “Todas son por problemas con el juego por Internet”.
“Muchas familias están desesperadas, tienen problemas para contactarnos porque están las 24 horas al lado de quien creen que está jugando, el ambiente en el domicilio está enrarecido, las madres o las parejas temen que se vacíen unas cuentas que en muchos casos tampoco están saneadas”.