España dejará de matricular a partir de 2040 cualquier vehículo que emita dióxido de carbono, el principal causante del gas invernadero.
El veto afectará tanto a los coches propulsados por gasoil como a los que lo funcionan con gasolina; incluso los híbridos y los de gas natural.
A partir de dicha fecha, y en concordancia con el documento de trabajo de la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética, solo los automóviles eléctricos, los movidos por hidrógeno o por cualquier otra tecnología que no sea perjudicial para el medio ambiente, podrán ser comercializados en España. Los demás ya no tienen cabida dentro de la industria automovilística española.
El Gobierno tiene como objetivo que los coches diésel se hayan extinguido completamente a partir de 2050.
70% de renovables en el 2030
La piedra angular de la nueva norma tiene como objetivo que el sistema eléctrico cuente con un mínimo del 70% de generación a partir de energías renovables. Tras el parón de seis años en este ámbito del Partido Popular, la meta a lograr no va a ser nada sencilla.
La ley prevé que para lograrlo va a ser necesario "impulsar la instalación de un mínimo de 3.000 MW de potencia al año a partir de 2020".
El 37% de las emisiones de CO2, eliminadas
Todo este tinglado tendrá que servir para reducir el 20% de las emisiones de CO2 en relación a la cifra del año 1990. Las emisiones actuales en el Estado español se encuentran ahora mismo un 17% por encima de esa cifra.
Este dato significa que de aquí al 2030, una de cada tres toneladas de dióxido de carbono que España lanza a la atmósfera debe ser eliminada.