Anabel Pantoja se ha llevado 60.000 euros por la exclusiva de su boda con Omar Sánchez, una boda a la que finalmente no acudió Kiko Rivera tras la muerte de su abuela, Ana Martín. El DJ decidió no volver a La Graciosa tras su viaje de ida y vuelta anterior debido a que, según ha hecho público, no le parecía oportuno celebrar una boda en estas circunstancias.
Sin embargo, la realidad es otra y es que Kiko Rivera no ha acudido única y exclusivamente porque no pudo conseguir su propósito de sacar tajada económica de la boda de su prima.
Y es que, tal y como contó en su momento María Patiño en Sálvame, el hijo de Isabel Pantoja quiso llevarse una parte del pastel: "Kiko Rivera ha pedido parte de la cantidad que van a obtener Anabel y Omar porque va a posar con los novios", afirmó la periodista. No consiguió su propósito y por este motivo ha preferido, aunque inicialmente sí iba a acudir a la boda, quedarse en su casa.
Nadie duda de que Kiko Rivera sí que habría acudido a la boda de su prima si hubiera conseguido pactar ese pellizco en la exclusiva de Anabel Pantoja, del mismo modo que la sobrinísima decidió no cancelar la boda para no perder su exclusiva.
Kiko Rivera, movido por el dinero
En los últimos tiempos Kiko Rivera ha demostrado moverse más por el dinero que por cualquier otra cuestión, con su enfrentamiento público con su madre, lícito pero que se podría haber evitado perfectamente que trascendiera mediáticamente y se formara tal escándalo como el que se formó hace ya casi un año.
Ahora, ha vuelto a dejar patente que su comportamiento es un 'todo por la pasta' de manual. En cualquiera de los casos, no ha podido salirse con la suya y eso ha motivado que no haga de tripas corazón como otros miembros de su familia.
Kiko ha intentado hacer ver que no se mueve por el dinero, pero a la postre vuelve a quedar patente que no es cierto. Intentó (y consiguió) dejar a su madre como una pesetera, ahora ha intentado hacer lo propio con su prima, con la que ha mantenido una alta tensión durante los últimos meses por ser 'neutral' en el conflicto entre madre e hijo, pero calla lo que él quiso hacer con esa exclusiva.
Un escándalo que vuelve a dejar claro que en todas las historias nunca hay blanco o negro. Ni los malos son tan malos ni los buenos son tan buenos.