"Mi hijo se acaba de rajar el cuello con un cuchillo y se está desangrando". La llamada desesperada de una madre alertó la noche del jueves a la Policía Nacional.
Su hijo, de veinte años, se había realizado un corte a la altura de la garganta en la bañera de su casa, situada en el distrito Marítimo de Valencia.
El chico se había autolesionado con un cuchillo de cocina de veinte centímetros de hoja. La rápida actuación de dos agentes evitó que el joven se desangrara. Sin ninguna duda, fueron los que le salvaron la vida. (Terrible agresión homófoba en Barcelona: "No eres hombre, eres un maricón")
En concordancia con fuentes de la Jefatura Superior de la Policía Nacional en la Comunidad Valenciana, los agentes que se desplazaron hasta el lugar de los hechos encontraron al joven tendido en un sofá.
El chico sangraba mucho, tenía el rostro pálido y presentaba síntomas de hipotermia, por lo que solicitaron asistencia médica urgentemente.
Su progenitora contó entre lágrimas a los policías cúal fue el desarrollo de los acontecimientos. (Convocan una manifestación contra la agresión sexual de una joven en Nochevieja)
Los policías, unos auténticos héroes
Mientras llegaba el equipo médico, los policías le taponaron y comprimieron la herida con gasas estériles. Le realizaron un vendaje comprensivo a través de la axila con el que lograron detener la hemorragia hasta la llegada de los servicios sanitarios. Con esa maniobra lo mantuvieron consciente y evitaron que perdiese el conocimiento.(Salvaje agresión a un Guardia Civil en Almería... ¡Por llevar un polo de España!)
Minutos más tarde, llegaron los servicios sanitarios que se hicieron cargo de la víctima y la trasladaron a un hospital de Valencia. Los médicos manifestaron a los agentes que tanto el vendaje como la compresión habían sido perfectamente ejecutados hasta su llegada.
De acuerdo con fuentes próximas al caso citadas por 'Las Provincias', se está investigando si la víctima había consumido una droga sintética denominada 'hardcore', una sustancia que provoca delirios, alucinaciones y ataques de ira. (Agresión salvaje: Los árbitros de un partido de niños, apaleados)