La agrupación municipal de Vox Zaragoza lanzó a mediados de diciembre una polémica propuesta para cambiar la actuación con los animales “inadoptables” del Centro de Protección Municipal.
Concretamente, Vox Zaragoza propuso que se sacrificase a aquellos perros que no sean adoptados, canes “sin raza reconocibles, viejos, enfermos y potencialmente peligrosos puesto que disuaden a cualquier familia o persona que busque un animal de compañía”.
Lógicamente, la polémica fue generalizada tras tan indignante propuesta, pero Vox Zaragoza insistió en acabar con la política de sacrificio cero, pues sacrificar a los “viejos, enfermos y potencialmente peligrosos sería una práctica mucho más aconsejable desde el punto de vista humanitario que el mantenimiento en las condiciones penosísimas en las que se están manteniendo durante años”.
“Sobre la propuesta de Vox de sacrificar a los perros no adoptados”
Albena Branimirova ha escrito una durísima carta en ‘El Periódico’ en referencia a la la propuesta de Vox de sacrificar a los perros no adoptados.
En referencia a la propuesta de Vox Zaragoza y de su portavoz municipal, veterinario de profesión, que dijo que los perros mestizos, enfermos y con problemas de conducta deberían ser sacrificados por suponer un coste elevado para la sociedad, quiero explicarle que soy de un país del Este, Bulgaria, donde el sacrificio en las perreras es cero.
Mi perro no tenía raza, era viejo, y estaba enfermo, muy enfermo; tenía problemas de conducta debido al estrés en la protectora, a pesar de que estaba muy bien cuidado y era querido por todos. Mi perrito llevaba nueve años en el refugio, pero esos nueve años no suponían ningún coste.
Mi perro, señor veterinario, solo quería vivir y que alguien confiara en él. Que alguien viera más allá de su edad, sus enfermedades y su comportamiento para que él pudiera mostrar lo bueno y fiel que era. Esto es lo que necesitan todos estos perros que usted quiere matar, comparándolos con la basura. Mi perro era mi vida y valía mucho más de lo que usted, con su percepción de los valores humanos, puede imaginarse.
Mi perro tenía un tumor cerebral que dio un brote justo unos días antes de cumplir sus 15 años. Ya no podía más.
Antes de decirle adiós quise escuchar su corazón. Un corazón como ningún otro. Un corazón de perro. Lo más fiel y bondadoso que existe. Un corazón que lo único que conocía es querer. ¿Y sabe qué escuché? Pues escuché: "Gracias por haber confiado en mí y dejarme quererte". Ojalá usted algún día pueda escuchar lo mismo, porque ese día su vida cambiará.