Elecciones Catalanas: España Suma y el Independentismo divide

PP y Ciudadanos juntos esperan dar un vuelco a la actual composición del Parlament dominado por una mayoría independentista peleada y dividida.

Elecciones Catalanas: España Suma y el Independentismo divide
Elecciones Catalanas: España Suma y el Independentismo divide

Las elecciones catalanas convocadas ayer por Quim Torra están a la vuelta de la esquina: finales de abril, primeros de mayo. Y a ellas se presentarán las fuerzas políticas de manera muy dispar. Mientras PP y Ciudadanos anuncian su intención de unir sus fuerzas para sumar más, las votaciones sorprenderán a las fuerzas independentistas más desunidas y peleadas que nunca.

PP y Ciudadanos suman

Ciudadanos ganó en Cataluña las elecciones de 2017. Obtuvo 36 escaños, 1.109.732 votos, el 25,35% del total. El PP, por su parte, se quedó con 4 escaños, 186.670 votos y el 4,24% del total. Visto así, la alianza propuesta por Casado a Arrimadas a través de su Cataluña Suma sólo puede favorecer al PP, que en Cataluña es el "débil", al menos hasta ahora.

Sin embargo, el hecho de que Inés Arrimadas se abra a la posibilidad de un pacto para acudir junto al PP a las elecciones catalanas plantando cara al independentismo obedece a la tendencia a la baja de Ciudadanos en las últimas consultas electorales en Cataluña, un descenso paralelo al experimentado por la formación naranja en las últimas generales. 

El eje independentista se rompe en mil pedazos

Uniendo fuerzas, PP y Ciudadanos esperan dar el golpe en Cataluña ante las fuerzas separatistas, que empiezan a sufrir el hartazgo de los votantes afines, que no ven cumplidos sus deseos, y el desgaste de unas relaciones difíciles porque sólo les une la idea de la independencia. En lo demás JxCat y ERC están muy distanciados, algo lógico si tenemos en cuenta que en Cataluña ambas formaciones representan a lo que sería en España el PSOE y el PP gobernando juntos.

La cuestión es que el panorama que deja Torra tras el anuncio de su retirada de la escena política convocando elecciones presenta a unas fuerzas consitucionalistas que se unen frente a un eje independentista que se rompe en mil pedazos.

Cataluña es más constitucionalista que independentista

En las últimas elecciones ERC, JxCat y la CUP sumaron mayoría parlamentaria, aunque no social. Juntos no llegaron a alcanzar el 48% de los votos, mientras que la suma de Ciudadanos, PSC, PP y Comuns obtuvo el 50%, aunque se quedó en 66 escaños, a dos de la mayoría, por los caprichos de la ley electoral.

La situación requiere de estrategias para ofrecer al electorado una imagen de unidad que permita al constitucionalismo arañar votos al separatismo. 

Carlos Carrizosa ya ha avanzado que no descarta pactos con "partidos constitucionalistas" para las elecciones catalanas y ha señalado que están abiertos a acuerdos. Y Casado ha recordado que su partido lleva un año apelando a Cs para llegar a "algún tipo de plataforma, convergencia o coalición electoral", tanto a nivel nacional como autonómico. "Escuché al portavoz de Cs en el Parlamento diciendo que si hay elecciones, cuando se convoquen deberíamos hacer un esfuerzo conjunto los constitucionalistas. Puedo decir que nosotros lo hemos hecho con hechos", ha manifestado.

En este punto, ha recordado que el PP ha "permitido que Ciudadanos tuviera grupo propio en el Senado", ha "intentado que tuviera representación en la Mesa del Congreso" (algo que al final no prosperó) y mantienen una "colaboración fluida" en la acción parlamentaria, a pesar de que en Cataluña Ciudadanos "no facilitó que el PP tuviera grupo propio" en el Parlament.

Unos suman y otros dividen

Y mientras el constitucionalismo busca sumas en Cataluña, el independentismo recurre a las divisiones. JxCat acusa a ERC de su connivencia con el gobierno de España, le reprocha su sumisión a Sánchez y su apuesta por el "autonomismo", cuando lo que les une es precisamente acabar con la autonomía para convertir a Cataluña en una república independiente. También responsabiliza a los republicanos del avance de las elecciones ante la situación de colapso en el Govern que ellos mismos han creado.

El voto del descontento

Torra estaba obsesionado por cumplir su promesa de que "lo volveremos a hacer", refiriéndose a una nueva consulta por la autodeterminación. Y ERC atribuye esa estrategia a las locuras de un Puigdemont que desde la distancia ha perdido el sentido de la realidad jaleado por un Torra con más vocación de pirómano que de bombero. ERC no se desvía de su objetivo independentista, pero consciente de que para llevar la situación a su máximo extremo precisa contar con un apoyo popular que en este momento, y si las próximas elecciones no dicen lo contrario, no tiene.

El partido de Puigdemont se llevará el voto radical del independentismo y ERC el moderado. Queda por ver a cuánto asciende esa suma porque el hartazgo entre la población es mayúsculo ante tanta división. Y en eso confía la suma de la derecha constitucionalista, dispuesta a atraer voto del descontento, que a día de hoy es mayoría en Cataluña.