El independentismo catalán mantiene su desafío con el Estado español, a pesar de las continuas concesiones ofrecidas y otorgadas por el Ejecutivo de Pedro Sánchez, y a pesar de la activación de la mesa de diálogo.
Un desafío en el que los nacionalistas catalanes no sólo incluyen a Cataluña, sino también a los considerados los 'Países Catalanes', incluyendo así pues, el territorio de la Comunidad Valenciana, las islas Baleares y la 'frontera' de Aragón.
Premisa nacionalista de expansión por el territorio nacional español que ha vuelto a experimentarse este sábado, 9 de octubre, en el que se celebraba el Día de la Comunidad Valenciana, y en el que los independentistas catalanes y valencianos se han unido para exigir la independencia definitiva del Estado español.
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Así pues, desde Cataluña se fletaban autobuses para Valencia, participando en los actos independentistas valencianos formaciones nacionalistas catalanas como Esquerra Republicana o Compromís, acompañadas en la Comisión durante la manifestación de representantes de los sindicatos, EUPV, Podem y PSPV-PSOE.
"Independencia" del Estado español "fascista"
Siguiendo la estela del independentismo catalán, los nacionalistas valencianos han optado por exigir, como premisa independentista del 'País Valenciano', una "propuesta de financiación digna" para el pueblo valenciano.
"Es cuestión de superviviencia, que el dinero no se quede en Madrid" han apostillado desde la Comisión 9 de octubre, organizadora de la manifestación protesta.
Miles de personas han acudido a la llamada del independentismo a "no abandonar" las calles valencianas bajo el lema "País Valencià antifascista", vinculando así nuevamente a España, no sólo con la opresión criticada por el nacionalismo catalán, sino también con el más puro "fascismo" antidemocrático.
Algo que se ha repetido durante toda la manifestación, donde los asistentes han gritado frases como "ni olvido, ni perdón", "independencia" o "nazis no",siguiendo también el ejemplo del secesionismo catalán y adueñándose de una fiesta de toda la comunidad autónoma, como sucede en la Diada catalana del 11 de septiembre, para convertirla en un escaparate del más rancio independentismo que únicamente entiende de dinero para renunciar a sus fines.