El Gobierno de Pedro Sánchez ha querido vender como un éxito su visita al Vaticano para negociar el caso de la exhumación de los restos del general Franco.
La vicepresidenta, Carmen Calvo, y el propio Sánchez, intentaron que está reunión llegara a las altas esferas de la pequeña región italiana, pero la cuestión es que el encuentro no fue como los líderes socialistas esperaban.
La Iglesia ha puesto de manifiesto que no está dispuesta a verse metida en conflictos políticos y estrategias electoralistas, así que finalmente, el que se ha reunido con la Calvo ha sido el secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin.
Primero, porque el derecho de sepultura de todo cristiano no tiene nada que ver con cuestiones políticas, y segundo, porque la intención del Gobierno es claramente partidaria.
Diálogo sin nada asegurado
Pietro Parolin ha dejado claro a la vicepresidenta que el Vaticano no se opondrá a la exhumación de los restos de Francisco Franco, tal y como han informado los socialistas en un comunicado.
Lo único que ambas partes han asegurado que van a cumplir es el diálogo continuado sobre las evoluciones de los hechos, es decir, un seguimiento y un contacto constante.
Así pues, la comitiva española sigue con buscar una solución a base de entablar e intercambiar ideas con la Santa Sede.
Moncloa ha calificado la visita al Vaticano de "extremadamente cordial", sin embargo Calvo había depositado más expectativas de las que ha conseguido con su visita.