El Tsunami Democràtic se va de rositas

O los servicios de inteligencia no son inteligentes o la plataforma ha pactado su retirada con Sánchez después de conseguir el "España sit and talk"

07 de Febrero de 2020
El Tsunami Democràtic se va de rositas
El Tsunami Democràtic se va de rositas

Dicho por el ministro Grande-Marlaska en octubre de 2019, en pleno bullicio en las calles catalanas por las protestas contra la sentencia del Tribunal Supremo para los presos golpistas: "Tenemos unos servicios de inteligencia y de información realmente eficaces y no dude que terminaremos sabiendo quién está detrás de este movimiento".

¿Qué nos esconden Sánchez, Junqueras y Torra?

Una de dos. O los servicios de inteligencia del Ministerio del Interior son una birria y cuatro meses después son incapaces dar dar con los que movieron los hilos de esta plataforma agitadora o entre Pedro Sánchez, Oriol Junqueras y Quim Torra nos esconden algo. 

Cuesta creer que unos servicios de inteligencia decentes no sepan encontrar a los organizadores de los altercados que pusieron las hogueras de Barcelona y el Procés en las portadas de la prensa mundial y en las aperturas de los informativos de todas las televisiones.

El daño causado a la imagen de España por el Tsunami Democràtic fue mayúscula y no es de recibo que cuatro meses después de poner en marcha sus fechorías el aparato del estado se muestre impotente ante ellos. Ya se vio que son espibados, pero para eso están los servicios de inteligencia, para ser más inteligentes que los malhechores.

Pero ni rastro de ellos. Desde su movilización fracasada para boicotear el clásico Barça-Real Madrid de fútbol, no se ha vuelto a tener noticia de ellos. Ni por sus actividades ni por su captura. ¿O una cosa lleva a la otra? 

Servicios de Inteligencia poco inteligentes

En los mentideros políticos próximos a la Generalitat se da por seguro que ERC ha conseguido de Sánchez indulgencia para estos bicharracos como parte del pacto que ha servido para aposentar al líder socialista en La Moncloa.  ¿Ha pactado Sánchez un indulto con ERC y Torra para que el Tsunami desaparezca a cambio de mirar hacia otro lado con la garantía de que no se producirán más fechorías?

Las dos partes salen ganando, pero queda en tela de juicio el prestigio de unos servicios de inteligencia que no han brillado por su inteligencia en este caso. O al menos eso es lo que nos han hecho creer.

Parece que fue ayer, el 14 de enero, cuando Tsunami Democràtic anunció una nueva fase de protestas: "Empieza la segunda oleada", dijeron ellos mismos, que avisaban de que después de su último golpe en el Camp Nou, antes de Navidad, seguían "activos, reflexivos y propositivos". "Tsunami Democràtic continuará proponiendo acciones de protesta no-violenta y de desobediencia civil masiva mientras las reclamaciones mayoritarias de la sociedad catalana no sean atendidas", dijeron.

Han impuesto el "sit and talk" a Sánchez

Nada de nada. Todo parece indicar que Tsunami se bate en retirada después de lograr sus objetivos: que el gobierno reconociera la existencia de un conflicto político en Cataluña, que los poderes de Madrid se plegaran a su exigencia del "sit and talk" y que el mundo entero supiera que en España y Cataluña estaba pasando algo muy gordo.

Parecía que caerian, como cayeron como fruta madura los CDR que jugaban a fabricar explosivos... y que ahora andan por ahí sueltos. Pero no han ido a por ellos. Y siempre quedará la duda. Muchas conjeturas y suposiciones en torno a su identidad. Pero a día de hoy nada se sabe de ellos. ¿Le han ganado la batalla al Estado o han pactado su rendición a cambio del anonimato?

Ayer preguntaban por ellos en la Plaça Sant Jaume, cuando apenas dos docenas de activistas radicales acudieron a recibir a Pedro Sánchez con insultos recordándole que no era bien recibido en "el extranjero". Patética imagen. Pero sin el Tsunami, esa es la cruda realidad. Se mueven como rebaños que necesitan de un pastor que los conduzca. Si el pastor desaparece, se comportan como gallinas descabezadas sin rumbo y a lo loco.

El pastor ya no está. Pero Sánchez, Torra y Junqueras saben algo, pero mejor callar. Es lo políticamente correcto.