El terrible testimonio que muestra la realidad de la prostitución: "Una violación detrás de otra"

Esta historia realmente pone los pelos de punta: "Mi madre me metió en un prostíbulo con 14 años creyendo que era por mi bien"

17 de Febrero de 2019
El terrible testimonio que muestra la realidad de la prostitución: "Una violación detrás de otra"
El terrible testimonio que muestra la realidad de la prostitución: "Una violación detrás de otra"

Beatriz Helena Rodríguez Renfigo tenía tan solo 14 años cuando su progenitora la metió en un prostíbulo, un calvario que duró más de 20 años y que ahora esta mujer de origen colombiano se ha atrevido a denunciar. (¡Lo nunca visto! El asesino fugado de Canarias se va de putas en Valencia)

Entre lágrimas, relata a la cadena 'BBC' que "solo hacía lo que me enseñaron a hacer de pequeña, lo único que sabía hacer. Fue una tortura de la que me costó mucho salir". Junto a otras 20 compañeras del último burdel que la mantenía atrapada, logró salir de ese mundo y ganarse la vida montando una empresa de cárnicos.

Actualmente, Beatriz tiene 50 años y es una de las principales activistas colombianas que lucha frenéticamente contra la prostitución. Además, dirige Asomupcar, una asociación de mujeres productoras de cárnicos al sur del país sudamericano que tiene como objeto ayudar a mujeres explotadas sexualmente.

Su madre la metió en el 'mundillo'

"Mi madre me metió en un prostíbulo porque había perdido la virginidad con un novio. La criaron así, pensando que una señorita que no salía de su casa virgen, casada, vestida de blanco y con mantón largo ya no valía nada. Me entregó a mi tía, la hermana de mi papá, que era dueña de un prostíbulo", verbaliza. 

A partir de ahí comenzaron 22 años de tortura. "Tuve tres hijos. Y los crie a los tres en prostitución. A los 16 tuve a mi muchachita, a los 20 tuve el muchachito y a los 24 tuve a la última. Obviamente, no sé quiénes son sus padres", explica tristemente. (8 millones de españoles se han ido de putas)

"Ser prostituta es una tortura, supuestamente consentida porque hay dinero. Pero es una tortura permanente, las 24 horas del día, siete días a la semana, embarazada, con el periodo, enferma, de post parto... Pasas por una violación diez, quince, hasta veinte veces al día. Acabas el día sin saber qué es lo peor: si es el abuso de tu cuerpo, la penetración de tu alma, la entrega de tu ser... No sé", relata con crudeza.

Salió gracias a una exalcaldesa

Beatriz consiguió salir del mundo de la prostitución gracias a la ayuda de la exalcaldesa de Florida, la capital de Caquetá, Lucrecia Murcia.

"Siendo candidata a la alcaldía ella iba a los negocios, iba a los prostíbulos, trasnochaba tratando de convencernos, de sacarnos de ahí, y lo logró. Nos cualificamos hasta conseguir estar donde estamos hoy", recuerda. (El PSOE se ha propuesto acabar con la prostitución)

A los que aseguran que la prostitución es una forma de ganarse la vida más, ella responde con rotundidad: "No, no, no, no, no. Eso no es un trabajo, y hay que seguir diciéndolo y gritándolo. Hay que sacar de nuestro vocabulario y sobre todo de nuestras cabezas que la prostitución sea un trabajo. No se puede regular. ¿Cómo se puede regular todo lo que he tenido que soportar?".

Un infierno que llegó a ser de tal magnitud que incluso llegó a temer por su vida: "El peligro es siempre inminente en la vida de las putas. Y más en un contexto violento, armado, con narcotráfico como el que yo vivo: la vida de las putas ahí no vale nada. Se paga todo con la vida", asegura.

Finalmente, sobre cómo podría ponerse fin a la prostitución en el mundo, Beatriz responde que "un comienzo sería el desarrollo de nuevas masculinidades, de nuevas relaciones entre hombres y mujeres y la puesta en marcha de programas de prevención que metieran en el currículo primario de nuestros niños y nuestras niñas el tema de los derechos de las mujeres y de los hombres como actores sociales responsables", argumenta.