El sueldazo de la mujer a distancia de Puigdemont por dos horas de trabajo

Marcela Topor, mujer de Puigdemont, también chupa del bote del independentismo catalán.

21 de Octubre de 2018
El sueldazo de la mujer a distancia de Puigdemont por dos horas de trabajo
El sueldazo de la mujer a distancia de Puigdemont por dos horas de trabajo

Marcela Topor ha vuelto para emitir su programa semanal a través de La Xarxa que depende de la Diputación de Barcelona y por el que cobra 6.000 euros a la semana. El programa está destinado a un público que quiere perfeccionar su inglés. Sorprende que en ninguno de sus programas se pusiera el lazo amarillo.

Complementa este 'insignificante' sueldo como editora de Catalonia Today y como presentadora de Catalan Connections en Punt Avui TV. Este medio está subvencionado por la Generalitat con casi 2,8 millones de euros. Todo queda en casa.

Su regreso era una incógnita. ¿Se quedaría Marcela en Waterloo con su marido el fugado Carles Puigdemont o regresaría a Cataluña? La duda se despejó cuando se constató que las dos hijas de Marcela y Carles volvían a la escuela gerundense donde están inscritas.

Se ha rumoreado que la pareja podría separarse, sobre todo desde la huida de Puigdemont. Pero la Topor no se ha cortado ni un pelo y se ha dejado ver en un sopar groc en Valls, en la Diada, en alguna sesión del Parlament y en varios actos para protestar por la actuación policial el día del simulacro de referéndum del 1-O. Como era de esperar en estos actos llevaba el lazo amarillo o alguna prenda de este color. Los “indepes” más acérrimos definen su presencia en estos actos como institucional y han llegado a llamarla, no exentos de maldad, como la primera dama de Torra.

Desde Bruselas han confirmado que Marcela y sus hijas han pasado varias semanas en Waterloo

Los independentistas insisten en vendernos la moto de que el 'módico' alquiler de 4.400 euros al mes de su residencia en Waterloo lo paga la familia Puigdemont. Insinúan que incluso la Topor, comprometida en la causa de su marido, aporta parte de sus sueldos para costear los gastos. También aseguran que hay personas que voluntariamente hacen aportaciones para sostener el Gobierno en el exilio.

Marcela Topor casi siempre se ha mantenido en un segundo plano. Solo en una ocasión fue indiscreta. En una entrevista que le hizo la radical Pilar Rahola contó alguna que otra intimidad mientras paseaban por las calles de Gerona. Preguntas como:

-¿Carles es romántico? «Sí, sí... depende... es mesurado».

-¿El sexo a la hora de ir a dormir, a cualquier hora, en cualquier rincón, le ponemos alegría en la cosa? “Evidentemente. Se trata de disfrutar pero, ¿cuál es la pregunta, exactamente?”.

-¿Hay un lugar o una hora para practicarlo? «Como otras preguntas que me has hecho, te diría que depende. Depende del momento».

-Tú eres muy prudente, pero debes ser muy apasionada. “¿Tú crees? Después te lo explico”.

Pese a su cacareada timidez, en el último mes se la ha visto participando en varios actos públicos

Algunos la consideran una especie de 'maga'. Los padres de Topor en una entrevista manifestaron que la periodista solía consultar adivinas en los momentos trascendentales de su vida: "Estuvo con las vrajitoare, las brujas de Vaslui. Fue con ellas cuando tuvo el examen para entrar en la facultad, cuando conoció a Carles y confesó que estaba enamorada y que quería con toda su alma casarse con él y también cuando nombraron a Carles presidente” manifestaron.

Al parecer compartiría este tipo de creencia con su marido. Según La Razón, los compañeros de colegio de Puigdemont en su pueblo natal, Amer, recuerdan que le gustaba vestirse de nigromante y leer libros de magia: "Le apasionaba la trascendencia, viajar, conocer nuevos mundos'».

Hasta el punto de que el día de su toma de posesión, el prófugo llevaba en el bolsillo una réplica del gallo de Horezu, una negra y mítica cerámica de la región de Bucovina que augura buena suerte. Se lo había regalado su mujer. Ese mismo día también le premió con un beso de tornillo (recogido por toda la prensa afín), algo que parece poner en entredicho la cacareada timidez de la mujer de Puigdemont.