Joaquín Sánchez se ha convertido en uno de los grandes personajes de España tanto en el mundo deportivo como en el televisivo.
Y es que el gaditano desde bien joven ha sabido meterse a la gente en el bote gracias a su salero y desparpajo.
Por lo que lejos de despuntar únicamente como jugador en el Real Betis Balompié, este también ha sabido salir airoso de todas las ruedas de prensa y entrevistas que ha ofrecido durante su carrera profesional.
¿Quién no recuerda la mítica entrevista que realizó a su amigo Julio Baptista en la que le confesaba que su hobbie era el tenis?
El periodista no se pudo contener la risa y se salió del plano en plena carcajada argumentando: "No ha visto el tenis en su vida y dice que le gusta".
Palabras a las que el jugador del Betis respondió con una frase mítica que se ha vuelto viral en las redes sociales y de la que hoy en día se sigue hablando: "No he cogido una raqueta en mi vida, Julio".
Pero por si esto fuera poco, el de Cádiz también tuvo algún que otro momento estelar con la prensa cuando lo destinaron al A. C. F. Fiorentina, ya que después de estar toda su vida en el equipo de sus sueños tuvo que poner rumbo hasta Italia.
Allí no dejó títere con cabeza y ni corto ni perezoso se atrevió a realizar una entrevista a los medios de la zona "hablando italiano", aunque su nivel era bastante escaso.
En resumidas cuentas, Joaquín intentaba explicar cómo se había desarrollado el partido en castellano y algunas veces añadía las palabras "piu" y "molto".
Y es que el deportista en cada aparición pública que realiza cuenta un sinfín de anécdotas que hacen que todos los de su alrededor rían sin parar.
Como por ejemplo la del día de su boda. Un evento multitudinario al que no faltó ni el mismo presidente del Betis, Manuel Ruiz de Lopera, el cual se presentó con la Copa del Rey del equipo para ponerla en el altar.
Una misión que no fue para nada fácil, ya que mientras el novio se encontraba de lo más nervioso esperando a su futura esposa, Lopera no paraba de comentarle que tenían que poner la copa en un lugar más visible, ya que donde la habían colocado no se veía.
Una cuestión que en ese momento no preocupaba a Joaquín, porque lo más importante para él era ver a su pareja entrar por la Iglesia.
Por lo que fue el mismísimo presidente el que se encargó de que cuando los novios estuvieran en el altar la copa se encontrara a su lado y se pudiera realizar la boda tal y como la había planeado.