El separatismo catalán no descansará hasta conseguir su república independiente. Ni siquiera el resultado negativo de un hipotético referéndum aplacaría su odio contra España. Lo volverían a hacer hasta que el resultado les favoreciera. La experiencia escocesa da fe de ello.
En Escocia están en campaña electoral de cara a las elecciones del 6 de mayo al Parlamento de Edimburgo. Las encuestas apuntan a que los nacionalistas escoceses obtendrán la mayoría y, anticipándose a los acontecimientos, ya han presentado un borrador para un nuevo referéndum de independencia.
La experiencia escocesa es un aviso para España
Y con la misma pregunta que se formuló en 2014 y que acabó en derrota secesionista: “¿Debe de ser Escocia un país independiente?”. La ciudadanía dijo entonces que no, pero los independentistas vuelven a la carga seis años después con un nuevo referéndum, lo que ofrece una pista de lo que podría pasar en España si el Congreso accediera al capricho independentista del referéndum. Habría que repetirlo las veces que hiciera falta hasta que les saliera favorable.
El gobierno central británico accedió hace seis años a la celebración de un referéndum que ganaron los partidarios de seguir unidos a Gran Bretaña con un resultado de 55,3% contra un 44,7% contrario. Entonces los secesionistas aceptaron que se trató de una consulta única en una generación.
El ejemplo catalán
Pero seis años después han encontrado un motivo para reactivar la consulta y volver a plantear la tabarra del referéndum con la excusa de que el Brexit cambia por completo las reglas de juego. Lo mismo pasaría en España. El independentismo catalán sabría encontrar la excusa adecuada para someter a consulta periódicamente el futuro de Cataluña hasta que el resultado le fuera favorable.