Phoenix no podía mantenerse en pie y se hundía en el agua sin poder respirar. Intentaron moverla para cogerla en brazos, pero no tenía fuerzas para nada.
Llevaba tanto tiempo luchando que no le quedaban fuerzas. Finalmente consiguieron sacarla. Sufría tanto dolor, que entró en estado de shock.
Su pulso era muy débil, tenía una pata completamente rota y no sabían si llegaría con vida al veterinario.
Tan floja estaba que el médico no podía operarla. La dejaron descansar y le dieron mucho amor. (Dos historias muy crueles de dos perros que resucitaron)
Cuando recuperó algo de fuerzas, le amputaron la pierna. Durante la operación estaba inconsciente, y fue en ese momento cuando le pusieron Phoenix. También encendieron velas para que todo saliese bien.
Hoy en día, Phoenix está irreconocible. Camina a la perfección con sus tres patitas y es la perrita más mimada del mundo.
Cuando lo tenía todo perdido, sus ganas de vivir y la enorme ayuda de los voluntarios le han dado una segunda oportunidad a Phoenix, y la está aprovechando para dar y recibir amor.