El repugnante asesino de Laura Luelmo puede volver a la calle: ¿Para qué sirve la prisión permanente revisable?

Bernardo Montoya podría esquivar la pena máxima por falta de semen en el cuerpo de la joven docente

El repugnante asesino de Laura Luelmo puede volver a la calle: ¿Para qué sirve la prisión permanente revisable?
El repugnante asesino de Laura Luelmo puede volver a la calle: ¿Para qué sirve la prisión permanente revisable?

El polémico juicio por la violación y asesinato de Laura Luelmo en 2018 en El Campillo (Huelva), puede dar un giro de 360 grados si el jurado popular entiende que no hubo agresión sexual por la falta de restos de semen en el cuerpo de la profesora. "Había restos biológicos de Bernardo Montoya, pero no semen", han confirmado los forenses que han declarado este miércoles, en la tercera sesión del juicio por el crimen de Laura Luelmo. Este es el detalle que podría librar de la prisión permanente revisable a su asesino, Bernardo Montoya.

El responsable de comunicar esto a la prensa, ya que el juicio se celebrará a puerta cerrada para salvaguardar la intimidad y dignidad de la víctima y su familia, ha sido Miguel Rivera, abogado defensor del acusado. Además ha añadido que con esta prueba, "no hay nada que lo incrimine en la violación". El letrado ha considerado que la comparecencia de forenses y guardias civiles encargados de las pruebas de la autopsia y criminalística, ha ido "muy bien" para la línea de la defensa que esta llevando a cabo. Lo que sí hallaron, ha aclarado, fueron "restos biológicos y hay que tener en cuenta que hubo una manta de por medio y se pueden contagiar". Pero de nuevo restos biológicos y no semen en el cuerpo de Laura Luelmo.

Rivera entiende que no debería haber nada que "incriminase a Montoya con la violación" dando esperanzas al acusado para evitar la prisión permanente revisable. Y es que en ese caso, si el fallo del jurado admitiese que no hubo violación por parte de Montoya, podría esquivar la pena máxima que solo se aplica a los culpables de agresión sexual completa junto al asesinato de la víctima.

Bernardo Montoya es el único acusado por la muerte de Laura en 2018 y se enfrenta a una petición de condena por parte de la Fiscalía del Estado de 20 años de prisión por el delito de detención ilegal, 12 por el de agresión sexual y prisión permanente revisable por el delito de asesinato. Además la familia de la víctima y la Junta de Andalucía, que se personan en el caso como acusación particular y popular respectivamente, también solicitan la prisión permanente revisable por el delito de asesinato. Ya en la sesión celebrada el martes surgió la polémica en la declaración de Montoya cuando afirmó que negaba "hasta la muerte haberla violado". Estas declaraciones y la falta de semen en el cuerpo de Laura entra en contradicción tanto con la primera afirmación de Montoya como con la autopsia, donde se ha determinado que Laura tenía signos evidentes de haber sido víctima de una violación.

Una vez más parece que la justicia no puede sortear los obstáculos para hacer verdadera labor, valga la redundancia, de justicia para las víctimas, que se amparan en cualquier fino hilo para sortear las penas máximas tipificadas en España. Todo queda en manos del jurado popular encargado de decidir sobre la culpabilidad o inocencia de Montoya.

Caso Laura Luelmo

La joven zamorana de 26 años fue agredida sexualmente y asesinada en diciembre de 2018, en la localidad onubense de El Campillo. De acuerdo con el relato del fiscal, el acusado se acercó a la víctima -quien volvía de hacer la compra en un supermercado cercano-, la introdujo a la fuerza en su domicilio y la dejó malherida tras propinarle varios golpes y puñetazos. Según la Fiscalía, la acusación y la Guardia Civil, transcurrieron 75 minutos en los que Montoya agredió sexualmente a la joven después de haberla atado y golpeado ante el insistente intento de ésta por salir de allí. Montoya sostiene que aunque lo intentó no lo consiguió por ser importente. 

El cuerpo de la joven apareció con un chaquetón y desnudo de cintura para abajo, y según los investigadores y el propio acusado, fue trasladado en un coche hasta un camino rural, a cuatro kilómetros del pueblo, donde, antes de abandonarla, percibió que estaba aún viva y la ahogó con una manta que posteriormente retiró por el riesgo de que fuera una prueba contra él.