La frase de ‘no cabrear al jeque y al emir del PSG’ ha sido algo recurrente en los despachos del Real Madrid durante muchos años.
En París siempre han tenido una buena relación con los blancos… a diferencia de la tirantez, absoluta, con el FC Barcelona.
Al Khelaïfi y Al Thami, los dos jefazos del PSG, se llevan muy bien con Florentino Pérez y así creen en el Bernabéu que seguirá siendo.
Consideran que no deberían tener razones para estar enfadados, de ningún tipo, ya que han tenido “juego limpio”. No le temen a posibles represalias desde Francia.
En el Real Madrid están muy tranquilos con el culebrón Mbappé y entienden que no hay nada que temer. Les han tratado con respeto, en todo momento, y todavía no han arrancado las negociaciones.
El club blanco, si acaba fichando a Mbappé, lo hará de cara y siempre por “las buenas”, tal y como se suele decir. Nada que ver al caso Verratti del Barça o a la traumática salida de Rabiot.
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El PSG no puede quejarse
En el PSG no deberían vengarse de nada porque no ha ocurrido nada y si termina ocurriendo será por la voluntad del jugador. El propio Mbappé fue el que quiso firmar por el Real Madrid y que eligió París, en 2017, para formarse como galáctico.
Ese tiempo de formación ya ha pasado y ahora es el máximo deseo de todo el madridismo y de todo el planeta fútbol. El futbolista solo tiene ojos para la entidad blanca y eso no es culpa de los propios directivos del Real Madrid. Es algo inevitable.
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