El proyecto malabar de Messi no le da para ser el número uno

Mal asesorado, el proyecto empresarial de Leo Messi hace aguas y deteriora su imagen ante los aficionados

08 de Septiembre de 2020
El proyecto malabar de Messi no le da para ser el número uno
El proyecto malabar de Messi no le da para ser el número uno

Leo Messi tiene dos empresas. Una, el FC Barcelona, es la que paga. La otra, formada por sus allegados, se dedica a administrar lo que el Barça paga. A Messi no le gusta la gestión del FC Barcelona ni sus proyectos deportivos, pero su empresa, la de sus familiares, allegados y asesores a sueldo, no deja de ser una empresilla de aficionados que no le da para mantenerle como número uno mundial a todos los niveles.

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El desenlace del culebrón de la marcha de Messi del Barça deja retratado al entramado de asesores que pululan alrededor de Leo Messi. Si Bartomeu no es un lince fichando cracks, Messi no es mejor rodeándose de consejeros. Luego le reprocha a su presidente que ficha mal, pero él sólo ha sabido rodearse de paquetes que no le dan para mantener en los despachos la imagen de número uno que se ha ganado sudando en los terrenos de juego.

¿Qué aficionadillo ha llevado a Messi a hacer el ridículo?

Son muchos los que viven de sus sudores. Quizá por eso convenía un traspaso y una prima de fichaje que saneara la economía del negocio, que debe haberse resentido tras los fracasos del Barça de Messi de los últimos años. El Barça de Messi porque era su Barça. En el campo estaba él, no Bartomeu.

Bartomeu ha echado a Abidal por fichar mal. Veremos a quién despide Messi por obligarle a hacer el ridículo con un absurdo burofax. Cuando se llega a estos extremos es porque uno tiene las espaldas bien cubiertas y cada paso que da está calculado. Empujaron a Messi al precipicio y luego descubrieron que hay un contrato y que la otra parte exige cumplirlo. ¿Qué aficionadillo ha aconsejado a Messi? ¿Quién le ha llevado al ridículo?

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El Clan Messi ha intentado tapar el desastre echándole la culpa a Bartomeu porque no tiene palabra. Parece que Messi llevaba un año diciéndole a Bartomeu que se quería ir y éste no le hacía ni puñetero caso. Eso es lo que dijo Messi en la entrevista-masaje que se autoprogramó. Pues razón de más. Si llevaba un año sin conseguir que el presidente le hiciera caso, lo tenía fácil. Le envía el burofax el 9 de junio y asunto resuelto. Entonces sí. Entonces sí podía abandonar el club sin dejar un euro en sus arcas, que ese era el objetivo. Y es que si hay que pagar, ni Ciy, ni PSG ni Inter valoran lo suficiente a Messi con 33 años, por muy número uno que sea.

La rajada íntegra de Messi contra Bartomeu: "Me quedo sólo porque no tiene palabra"

Messi cree que Bartomeu le ha rodeado de malos compañeros. Pero son peores los asesores que él mismo ha elegido o le han elegido. Su proyecto de malabares es de chirigota y con ese equipo le va a costar que la imagen que transmite esté a la altura de sus méritos sobre el terreno de juego. 

Su "equipo" le llevó a hacer trampas a Hacienda... y salió trasquilado

Este es el equipo de asesores que le llevó a defraudar a la Agencia Tributaria y hacerse la foto indigna que nunca debió verse en un banquillo de acusados por engañar a Hacienda, que somos todos. También los socios del Barça que pagan su ficha. Y todo por arrancar un millón más de aquí y otro más de allá, como si no tuviera suficiente con los más de cien millones que ingresa anualmente entre todos los conceptos. ¿Qué necesidad tendrá de hacer trampas con el pago de sus impuestos?

Ahora le ha salido otro jaleo con un antiguo empleado de su fundación, que le demanda por estafa y blanqueo de capital. Y Messi no se merece eso. Merece un equipo de asesores que le lleve por el buen camino y no dando tumbos con pasos en falso y trampas delictivas.

Denuncia contra Messi por estafa y blanqueo ( y no es de Bartomeu)

La imagen de Messi está ahora mismo por los suelos. Y ha conseguido ponerse en contra a quienes le han querido y admirado incondicionalmente durante 20 años. Eso debe agradecérselo a su equipo de asesores, que no da para situarse a su altura.

¡Menudos malabaristas!