Salvador Illa ha sido una de las figuras políticas más habituales para los españoles en la época más dura de la pandemia. El exiministro de Sanidad se convirtió en un rostro habitual para los españoles durante el confinamiento que provocó la COVID, pero con la relajación de las medidas, la controversia despertada por el político catalán no dejó de ir en aumento.
Su abrupta salida del Gobierno, dejando en una delicada y comprometida posición a Pedro Sánchez, fue solo el inicio de una concatenación de hechos que no le dejaron muy bien parado y que le han obligado a recurrir de manera más habitual a uno de sus pasatiempos favoritos, que Salvador Illa emplea para desconecta del estrés en la política.
Esta actividad no es otra que la agricultura. El exministro de Sanidad desciende de una larga línea de trabajadores de la tierra, por lo que es normal que Illa haya notado el despertar de dicho germen y actitud en su interior. Actualmente, los tererenos y parcela que rodean a su domicilio en Cataluña no le permiten poner en práctica sus conocimientos, pero durante su estancia en Madrid Salvador Illa era un habitual de su huerto, plantando y cuidando de las diferentes plantas que habían germinado en aquel espacio.
Su padre todavía ejerce esta actividad para ganarse la vida, por lo que Salvador Illa aparece en ciertas ocasiones para ayudar a su padre a ganarse la vida como pueda, intentando mantener viva la tradición familiar, una idea que el filósofo y político catalán parece interesado en conservar siempre y cuando el entorno se lo permita. Con su traslado a Cataluña, la tarea de ayudar a su padre se ha vuelto más fácil.
Sin embargo, Salvador Illa también disfruta de otras actividades para intentar eliminar el estrés que provoca la alta política y la toma de decisiones realmente complicadas y que podrían marcar el futuro de los españoles. Cuando puede, el exministro de Sanidad demuestra su faceta de 'runner' empedernido, puesto que ha sido visto en numerosas ocasiones practicando 'running' en diferentes espacios de Madrid y de Barcelona.
Illa también suele aprovechar el paseo marítimo de la ciudad para desconectar, aunque prefiere pasar una buena tarde en la playa en localidades más desconocidas y tranquilas de la Costa Brava, como Palamós, donde sin duda toma relevancia otra de sus aficiones: leer ensayos históricos y políticos en detrimento de las obras de ficción.