El presidente catalán, Quim Torra, es un lobo con piel de cordero. Aunque desde algunos sectores del independentismo critican su supuesta pasividad a la hora de seguir los pasos marcados por Carles Puigdemont y compañía, el actual líder del gobierno independentista está fraguando un estudiado plan con el que tratar de volver a desafiar a España en busca de la secesión.
Los últimos pasos de Quim Torra y del separatismo catalán parecen no dirigir a ningún lado. Ruptura en el Parlament, pérdida de apoyos para el presidente y más problemas. Pero en el fondo, están preparando un nuevo golpe que coincidirá con la sentencia del Tribunal Supremo sobre los involucrados en el 1 de octubre.
El independentismo prepara una rebelión popular
Tras la sentencia, que está prevista para julio de 2019, y en especial en caso de que resulte condenatoria, tal y como todo apunta que sucederá, el independentismo volverá a las andadas intentando declarar la República Catalana. El desafío prevé que la sentencia sea condenatoria y se produzca una rebelión popular.
Fuentes cercanas al Govern y del PDeCat habrían confirmado los planes de Torra, según apunta El Confidencial. Unos planes en los que ni mucho menos está solo. Y es que detrás de esta estrategia se encuentran ANC, la CUP y Arran, además de los Comités de Defensa de la República. Estos últimos son los que peor está sabiendo controlar el líder independentista. Cualquier salida de tono de este grupo podría provocar una situación no deseada por Torra, que por ahora quiere estar agazapado.
La ANC, aunque públicamente mandaba un ultimátum a Quim Torra y su gobierno, exigiendo que se creara un plan antes de final de año para hacer efectiva la independencia, está dispuesta a esperar. Un documento aprobado hace una semana que no se ha hecho público apuesta por crear durante los próximos meses un “consejo de coordinación efectiva” que impulsaría movilizaciones para asegurar el “control del territorio” por parte de los indepes, con el apoyo de los Mossos.
ERC no está de acuerdo con el plan
Por otro lado, tanto la CUP como Arran, a pesar de que actualmente los primeros forman parte de la oposición en el Parlament, también se sumarían a esta estrategia más adelante. ERC, por su parte, prefiere mantenerse al margen de este nuevo desafío ya que considera que enfrentarse nuevamente al Estado no será el camino que lleve al independentismo hacia su objetivo.