La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, es una de las mujeres del momento tras el choque frontal que ha mantenido con la cúpula nacional del Partido Popular y en el que ha acabado imponiéndose frente a Pablo Casado y Teodoro García Egea. De su vida personal no se saben muchas cosas debido a su discreción, pero sí hay ciertas cuestiones que con el paso de los años se han ido sabiendo y que arrojan luz sobre la figura de una de las políticas más queridas del panorama nacional.
Una de esas cuestiones es la relación que mantuvo con su padre, fallecido en el año 2014 después de varios años luchando contra una enfermedad mental, la demencia senil. Solo tenía 68 años.
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Aunque Ayuso recuerda con mucho cariño a su padre, lo cierto es que admite que en vida no tuvieron una buena relación: "Cuando me independicé pasé a tener otra relación con mis padres: de amistad más auténtica. Mi padre falleció ya, tenía mucho carácter. Una infancia dura que le hizo después mantener con sus hijos otra relación también dura. Él lo fue especialmente conmigo", afirmaba en una entrevista con 'El País' hace unos años.
"Era pesimista, muy honrado y preocupado por los demás. Poco materialista, quizás valoraba más lo de otros y eso le hacía estar atormentado. Produjo en mí, desde niña, como efecto, que empezara a manejarme y animarme sola. Quizás ahora nos hubiéramos llevado mejor", considera la presidenta madrileña.
No le gusta que la llamen 'IDA'
Precisamente por su padre es por lo que no le gusta que la llamen IDA, empleando sus iniciales para dar a entender que está loca: "En realidad me da igual, pero es una falta de respecto hacia las personas que han pasado una enfermedad mental. Mi propio padre falleció de ello y a una familia como la mía no le resulta agradable que se juegue con esto", confiesa la presidenta.
El padre de Isabel Ayuso era empresario autónomo, pero su trabajo nunca llamó su atención: "Mis padres tuvieron una empresa de aparatos de electromedicina que quebró en la crisis anterior, la de 2008, y lo perdieron todo. En mi casa solo se hablaba del trabajo, ahí descubrí que los empresarios autónomos no descansan. Le cogí mucha manía al trabajo de mis padres y nunca me involucré. Luego mi padre enfermó de Alzheimer y falleció con 68 años”.
"Con mi familia los medios se han ensañado mucho, sobre todo con mi padre, intentaron vincularme con sus negocios que salieron mal. Pagas un precio altísimo con tu vida personal, pero compensa", ha llegado a admitir Isabel Ayuso, que confiesa que a pesar de su relación complicada con su padre, se habrían entendido con el paso del tiempo: "Era muy crítico con lo malo pero no me decía lo bueno, creo que ahora estaría orgulloso de mí, y entonces también lo estaría, solo que no sabía transmitirlo", explica.
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Isabel Ayuso le habría dado motivos a su padre para estar orgulloso. No todos los presidentes autonómicos pueden presumir de haber movilizado a la gente contra la cúpula nacional de un partido como el PP. Por algo será.