El padre Apeles ha vuelto a ser noticia tras un tiempo en la sombra. El pasado lunes, durante la misa funeral a Montsterrat Caballé en Barcelona, reapareció para sorpresa de todos con alba y estola para concelebrar la misa.
Apeles estuvo acompañado del padre Ángel García, amigo de la familia Caballé, y el padre Alfredo Valladares, que estaba de guardia en el tanatorio de Les Corts y fue el encargado de dar la paz a las autoridadades y saludar a los familiares al finalizar la ceremonia.
Tiene prohibido celebrar misas
Apareció en el tanatorio alegando ser amigo de la família, algo que luego ellos mismos negaron, y pidió ser concelebrante de la misa. Algo que tiene totalmente prohibido, ya que además de no tener a su cargo ninguna parroquia, el cardenal Martínez Sistach le impuso hace años la prohibición de intervenir en celebraciones públicas en la diócesis de Barcelona.
La polémica no iba a quedar ahí, pues durante la eucaristía y en el momento de la comunión, se negó a dar la hostia en la mano a quien lo pidió y se la puso en la boca. Infringió una norma de la comisión de Liturgia vaticana que dice que un sacerdote no se puede negar a dar la comunión en la mano si así se lo piden.
El día anterior a la misa, el padre Apeles ya se había despedido de Caballé a través de twitter, con un contundente mensaje y una foto posterior en la que aperece junto a ella: "Debería ser velada en el Gran Teatre del Liceu que tanto amó y al que dio un increíble prestigio, y su funeral, celebrado en la Sagrada Familia. ¡Somos una sociedad de miserables!”, escribió en la red social.
Quiere ir al ejército
El sacerdote llevaba bastante tiempo sin salir en el foco mediático, aunque permanecía en Barcelona tras una temporada en Bolonia, donde ejerció de notario general y archivero. Ahora incluso planea regresar al ejército, donde dice ser "oficial en la reserva del Ejército de Tierra".