Kiko Matamoros no tenía hace ocho años los culebrones sentimentales y familiares en los que ahora chapotea con regocijo para alegría de sus alicaídas cuentas. El tertuliano se sentó en 'Sábado Deluxe' en 2011 y con la voz quebrada hizo una confesión que provocó el silencio en el plató más famoso de Telecinco: "Me voy a quedar ciego". (Las ricas también lloran: las tretas de las Campos para mantener sus sillones)
La estrella de Mediaset explicó que sus "nervios ópticos ya están afectados y no hay operación posible ni un tratamiento que acabe con todo esto. Al principio los achaqué a las lentillas, pero un día me dí cuenta de que había perdido demasiada visión por un ojo".
Y añadió: "Lo peor de todo esto es que la gente no me entiende. El otro día por ejemplo me tropecé con un escalón porque no veía nada y un vecino dijo que iba demasiado borracho". Ocho años después el cuento ha cambiado.
De quedarse ciego a tener dificultades para conducir
Kiko Matamoros insinuó que podía suicidarse tras recordar el drama de su madre: "Sufrimos mucho con ella y yo no quiero que lo pasen mal por mí. Claro que es muy duro todo esto, sobre todo psicológicamente, pero no puedo hacer otra cosa. Lo que sí tengo claro es que el día que me quede ciego me quito de en medio porque no quiero ser una carga para nadie".
Hace un par de meses Matamoros volvió al mismo plató y reconoció que su acongoje se lo había pasado por el arco del triunfo: "Es cierto que los médicos me dieron una serie de recomendaciones que no he cumplido porque prefiero vivir a mi manera... la calidad de vida es según se mire. Prefiero mi calidad de vida que lo que otros entienden por ello". Eso sí, reconoció que tiene dificultades para conducir por la noche. Ejem.