El mundo circula en otra dirección: La lección de Nueva Caledonia al independentismo catalán

El tercer referéndum de autodeterminación en Nueva Caledonia arroja el resultado de siempre: ¡Quieren seguir siendo franceses a 16.740 kilómetros de París!

06 de Octubre de 2020
El mundo circula en otra dirección: La lección de Nueva Caledonia al independentismo catalán
El mundo circula en otra dirección: La lección de Nueva Caledonia al independentismo catalán

Nueva Caledonia es un gran archipiélago oceánico situado entre Australia y Nueva Zelanda y se encuentra a 16.740 kilómetros de París. Pero es un territorio francés desde 1853. Se entiende que puedan existir allí, tan lejos de la Metrópoli, inquietudes soberanistas, pero no. Los ciudadanos de Nueva Caledonia acaban de ejercer su derecho de autodeterminación para decidir si quieren seguir siendo franceses o prefieren vivir al margen de París. Y han elegido seguir siendo franceses. Un aviso para navegantes separatistas catalanes.

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Nueva Caledonia fue descubierta por el navegante británcio James Cook en 1774, que la bautizó con el nombre romano de Escocia, Caledonia. En la primera mitad del siglo XIX fue colonizada por Francia y se convirtió en territorio francés.

Tercer referéndum en 33 años

La historia de Nueva Caledonia poco o nada tiene que ver con Francia. Sus problemas son otros. La vida de sus habitantes, sus problemas, sus inquietudes, diferentes. No es como Cataluña, ligada históricamente a España desde siempre. Aún así, el 53% de los habitantes de Nueva Caledonia han votado a favor de seguir perteneciendo a Francia.

¡¡Escocia tampoco tiene derecho de autodeterminación!!

Y no es la primera vez que Nueva Caledonia manifiesta su deseo de seguir ligada a Francia. Se trata del tercer referéndum que se lleva a cabo en 33 años, lo que confirma que el derecho de autodeterminación sólo obliga a una parte. Si gana el SÍ (a la indeopendencia de Francia o a España), estamos ante un resultado definitivo que implica la ruptura y la inmediata independencia. Y no hay más que hablar. Si gana el NO a la independencia, se establece una tregua. Hasta la próxima. Lo volveremos a intentar. Un bando juega con las cartas marcadas.

El derecho de autodeterminación es una trampa

Ha pasado en Nueva Caledonia, sucedió en Escocia y también en Quebec. El derecho de autodeterminación es una trampa que sólo obliga a una parte a aceptar el resultado. La otra, en caso de derrota se rearma para volver a probarlo tantas veces como sea necesario hasta que el resultado sea el que busca. Si España concediera a Cataluña el derecho de autodeterminación, el resultado de la consulta a la ciudadanía sería irrevocable si ganara la opción independentista. Ya no habría marcha atrás. Si venciera la propuesta de seguir en España, el independentismo seguiría trabajando para insistir en el tema con una nueva consulta.

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Lo cierto es que la experiencia de Nueva Caledonia debería servir de lección al separatismo catalán. El mundo circula en otra dirección. En Nueva Caledonia conviven 28 minorías étnicas que invitan a buena parte de la población a volver al origen de sus raíces sin someterse a ninguna potencia occidental. Pero también está el sentido común y la calidad de vida de un país que no podría mantenerse sin la inyección económica que aportan los presupuestos del estado francés a través de 1.500 millones de euros anuales a fondo perdido.

"Unidos a Francia somos más fuertes"

Hubo referéndum en 1987, en 2018 y ahora otra vez. El resultado, siempre el mismo:  "Unidos a Francia somos más fuertes" que dejados de la mano de Dios en el Océano Pacífico. Los canacos que habitan ese territorio tienen problemas y quejas respecto al trato que reciben desde París, pero aún así quieren seguir siendo franceses.

Sin embargo, el independentismo de Nueva Caledonia amenaza con un nuevo referéndum. No puede esperarse otra cosa cuando se entra en su juego, que no tiene otra finalidad que ganar o ganar. No se admite la derrota. Y en ese caso ya llevan tres en 33 años.

El ejercicio del derecho a decidir en Nueva Caledonia debe servir a España y Cataluña de experiencia. Hasta dos sociedades tan diferentes como la francesa y la de Nueva Caledonia desean permanecer unidas. ¿Por qué Cataluña debe poner fronteras a su relación con España? Por otra parte, los gestores del estado español no deben pasar por alto que una vez se concede luz verde al derecho a decidir, la reclamación seguirá viva siempre hasta que los independentistas obtengan el resultado deseado. 

Ceder a sus chantajes es tanto como firmar la sentencia de muerte de Cataluña como territorio español.