Un pequeño pueblo de Los Pontones, Asturias, está viviendo en vilo por culpa de un misterio aún sin resolver. En el valle de San Juan, un esqueleto ha aparecido en el pueblo desterrando un antiguo suceso que tuvo lugar allí hace más de 30 años. Dos mujeres desaparecieron sin dejar rastro hace ya tres décadas y esta aparición de restos óseos ha traído de vuelta a la memoria de los familiares aquel hecho.
La Guardia Civil está intentando descubrir la identidad de esos huesos que han perturbado la vida de los habitantes de este tranquilo pueblo asturiano.
El valle de San Juan se caracteriza por su habitual tranquilidad, pero este suceso ha trastocado la normalidad de la vida de sus habitantes, ya que no es usual la aparición de un esqueleto humano. De momento, y hasta que el informe forense determine la antigüedad y características anatómicas de los huesos, todo son preguntas sin respuestas.
Fuentes de la Guardia Civil informan que todas las hipótesis están abiertas en este momento.
Hermosinda y Etelvina, dos desapariciones sin resolver
La asociación Laxshimi para la lucha contra el crímen y la prevención ha solicitado que se abra una vía concreta de investigación, cuando aún se está a la espera de los resultados de la investigación. El colectivo pide que, en cuanto sea posible, se cotejen los restos con muestras de ADN de los hijos de Hermosinda Jiménez, una vecina del valle de San Juan que permanece desaparecida desde 1990.
No es la única desaparecida en un periodo más o menos reciente. En 1984 Etelvina García también desapareció sin dejar ningún tipo de rastro.
La familia de Hermosinda luchó por encontrar al culpable. El caso giró en torno a un sospechoso pero finalmente no se detuvo a nadie.
Jesús Murrilo, vecino de la localidad fue quien encontrar los restos, muy cerca de la carretera general de Santo Emiliano. Según fuentes policiales, el esqueleto tendría entre siete u ocho años de antigüedad, por lo que no se puede descartar ninguna conexión con el caso de Hermosinda Jiménez y Etelvina García.