El FC Barcelona se la volvió a pegar en LaLiga. El Real Madrid está rematadamente mal, sí, cierto, pero ganó en Sevilla y salvó su primer ‘match-ball’. Los culés, por el contrario, empiezan a coquetear con el histórico descenso a Segunda División.
El Barça de la Champions vuela, ante rivales de poca índole, pero el de la Liga no deja de pegársela y de suicidarse. En el Ramón de Carranza perdió por 2-1 y demostró que es una auténtica ruina. Koeman acabó poniendo a Trincao de lateral y Messi volvió a quedarse en un bagaje demasiado discreto.
El equipo azulgrana se coloca a 12 puntos del liderato, con un par de partidos menos (al igual que el Atlético de Madrid) y llega a las 4 derrotas. Un registro que le hace sumar 4 patinazos, al igual que sus 4 victorias, y que forma un auténtico mar de dudas. Están en quiebra total.
La situación barcelonista es demasiado preocupante como para esconder el bulto. No tienen recursos, se avecinan movimientos en el mercado de fichajes invernal para tratar de paliar la profunda crisis de 1000 millones de euros a la que están sometidos, el Camp Nou se cae a trozos…
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Ayer dio la cara un peso pesado
Muchos ingredientes que demuestran que el futuro es un dolor de cabeza para el socio culé. Las críticas no cesan y el Cádiz les ‘mató’ en un partido en el que se pusieron 1-0 y luego, tras el 1-1, llegó el 2-1 de Álvaro Negredo en el encuentro.
La única diferencia de ese Barça ramplón, a lo visto en otras ocasiones, pasó por ver como Sergio Busquets, uno de los del núcleo duro del vestuario, tomaba los micrófonos y daba la cara. En anteriores derrotas eran Dest y Pedri, recién llegados, los que tenían que dar las pertinentes explicaciones.
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