El perrete quedó atrapado en un lago helado. Podía nadar, pero estaba completamente rodeado de hielo.
El perro no podría soportar durante mucho rato las bajísimas temperaturas.
Su dueño, en una pequeña barca, acude al rescate.
Tan rápido como puede, se va abriendo paso y habla al perro para que no se quede quieto e intente acercarse a la barca.
Finalmente, consiguen rescatarlo. Una historia que podría haber acabado con la vida del perrete, pero que por suerte acabó con la imagen del perro subido a la barca y abrazado por su dueño para entrar en calor.