La vida de doña Sofía está estrechamente relacionada con los hoteles debido a los acontecimientos que marcaron su niñez y adolescencia. La reina Sofía nació en un contexto geopolítico complejo en el que Grecia era constantemente atacada y con una predisposición para las revueltas mayor que los estándares de la época.
De hecho, el primer recuerdo que la monarca relata tener es, precisamente, en un hotel. Cuando era niña, la II Guerra Mundial llevó las batallas hasta territorio de la monarquía helena, momento en el que el país quedó invadido por las fuerzas europeas del Eje y tanto su monarca como los representantes del Gobierno tuvieron que abandonar el país hacia el exilio.
El gobierno heleno, tanto la monarquía como el Gobierno ahora en la resistencia, quedaron establecidos en Egipto, uno de los países más cercanos a la península griega y donde la reina Sofía tiene su primer recuerdo. Quedó alojada junto a sus padres y hermanos en el hotel Mena House de El Cairo, la capital del país egipcio, conocido especialmente por sus piscinas y el lujoso estilo de vida que se desprendía de sus instalaciones.
Sin embargo, el hotel que más significado tiene en la vida de la monarca emérita es el Hotel Claridge's de Inglaterra. Situado en el exclusivo barrio de Mayfair de la capital británica, este establecimiento londinense tiene una curiosa historia detrás relacionada estrechamente con Sofía de Grecia: su tío Jorge II, a la restauración de la monarquía helena en 1935, solicitó que mantuvieran reservada para él la habitación en la que había estado exiliado durante el tiempo que Grecia no tuvo rey.
El tiempo dio la razón a Jorge II, puesto que logró escapar de los horrores de la II Guerra Mundial junto con su familia y después de su paso por Egipto y Sudáfrica se presentó en la recepción del Claridge's a reclamar la llave de la habitación que había estado pagando desde hacía seis años. Esta experiencia sirvió para que el entonces monarca heleno y tío de doña Sofía acuñara una frase que siempre será recordada por la reina: "La mejor arma de un rey de Grecia es una maleta".
Será en el hotel Claridge's de Londres donde Sofía cambiará su destino por completo: allí conocerá al todavía príncipe Juan Carlos en una boda real a la que ambos estaban invitados. Corría el año 1961 y el mítico establecimiento londinense alojaba a gran parte de las delegaciones reales extranjeras que se habían desplazado a Londres con el objetivo de asistir a la boda del duque de Kent, uno de los primos de la actual monarca inglesa Isabel II.
Sería en la recepción del hotel donde Juan Carlos y Sofía coincidirían por vez primera y comenzarían un tímido intercambio de palabras que, un año después, había evolucionado significativamente: ambos hacían público su compromiso en el mismo lugar en el que se habían conocido, sentados en frente del majestuoso piano de cola que adorna la recepción principal del establecimiento londinense.
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La habitación favorita de la pareja era la Suite Royal, la misma que había estado pagando Jorge II durante seis años y que luego utilizó durante su exilio en Gran Bretaña cuando la II Guerra Mundial llegó a las fronteras griegas y destrozó el país heleno. Este espacio cuenta con una exquisita decoración de estilo victoriano, tan popular en las islas británicas, y con un soberbio piano de cola que supone el toque perfecto a una de las habitaciones de hotel más exclusivas de todo el planeta.