Marzo de 2020; tras varias semanas asegurándose desde el Gobierno de España que el peligroso virus de Wuhan, conocido como Covid-19, no llegaría a España, a excepción de unos pocos casos aislados, el Ejecutivo de Pedro Sánchez declara el estado de alarma a nivel nacional, encerrando a todos los ciudadanos españoles en sus casas durante meses.
Una complicada situación sanitaria, gestionada desde el ministerio de Sanidad de Salvador Illa, de la que parece que nadie quiere hacerse responsable... hasta que aparece el hombre: Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Emergencias y Alertas Sanitarias (CCEAS) , que se pone al frente de la pandemia, y de los medios de comunicación, para explicar, de forma periódica, del avance de la pandemia en todo el territorio nacional.
Semanas de intervenciones del director del CCEAS que, sin embargo, se veían desmentidas desde las organizaciones sanitarias internacionales, quedando en evidencia tanto Fernando Simón como la totalidad de la cartera de Sanidad.
Así pues, Fernando Simón aseguraba que las mascarillas eran, no sólo no recomendables, sino contraproducentes en la pandemia, para poco después confesar que esas declaraciones estaban basadas en la falta de mascarillas que existía en el país, y no por una realidad médica.Una situación que se repetía con los aerosoles, ahora considerados la principal vía de transmisión del virus.
"Los viajeros no suponen un riesgo si no tienen el virus, no hay que tener miedo de los viajeros que puedan llegar" aseguraba, del mismo modo, Fernando Simón, el 18 de junio de 2020. Palabras que se contradecían, no sólo con los datos reflejados en estudios posteriores, sino también con la aparición de nuevas variantes como la variante británica, que acabó siendo la predominante en España debido al turismo internacional.
Palabras que se contradecían y desmentían semana tras semana desde Sanidad, mientras que Fernando Simón aseguraba ante la prensa que el Gobierno de España había llegado incluso a pecar "de un exceso de transparencia", mientras que la opinión pública desconocía los números reales de fallecidos y afectados por el Covid-19.
Un posible delito de prevaricación
"Al principio estábamos condenados a matar moscas con cañonazos: sabíamos poco, sabíamos que era muy grave, pero no sabíamos cuanto" reconoce ahora el director del CCEAS.
Incertidumbre que, sin embargo, no ha sido suficiente para entender la actitud del Gobierno, y sus declaraciones, durante los primeros meses de 2020, y que ha llevado a la asociación de Agobados Cristianos a presentar una querella contra Simón, así como contra el presidente del Gobierno y otros ministros, por un presunto delito de prevaricación durante la pandemia.
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Querella que ha sido ahora aceptada, únicamente contra Fernando Simón, por el Juzgado de Instrucción nº 13 de Madrid, que abrirá diligencias para investigar la actuación del director del CCEAS, al que se le acusa, entre otras cosas, de prevaricación, así como de no tomar medidas pese a tener información fiable sobre la letalidad del virus.