Ayer la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) amaneció con un decorado un tanto estrambótico. Si se alzaba la mirada un poco al cielo, se podría apreciar en una de las fachadas principales, un muñeco ahorcado que representaba a un guardia civil. Le acompañaba un cartel donde se podía leer. “Pim, Pam, Pum. Que no quede ninguno”.
Esta situación ha provocado reacciones de todo tipo. Sus defensores lo encuadran dentro de la “libertad de expresión”, mientras que para el resto es un acto de amenaza y sectarismo.
El largo historial de la UAB
Precisamente la UAB ha sido el centro de muchas dianas por parte de los alumnos independentistas, que han llenado las facultades de pintadas y carteles en contra de los cuerpos de seguridad del Estado tras el referéndum ilegal del 1-O.
No es la primera vez que la universidad catalana está envuelta en polémica, ya que también tuvieron que responder ante la justicia por la exclusión de la agrupación de Jóvenes de Societat Civil Catalana del directorio de colectivos del centro.
Otro caso fue el sucedido en abril del año pasado, cuando los jóvenes del SCC sufrieron una agresión por colocar una carpa informativa en la universidad, por pate de separatistas encapuchados que destrozaron la instalación e insultaron a los allí presentes.
También se han llegado a organizar fiestas, bajo la aprobación del profesorado, donde no se permitía la entrada a “españolistas”.
En Tarragona también ha habido incidentes de este tipo. Durante una conferencia de VOX, entraron varios radicales para boicotear el acto y promover la violencia.