Sergio Ramos se llevó un importantísimo cabreo siguiendo el partido del FC Barcelona, según pudo confirmar Don Diario por fuentes del vestuario merengue.
Se lo llevó al ver la actuación del VAR, una vez más, y ya van tres veces seguidas. Tres jugadas conflictivas en las que el Barça ha salido beneficiado. (¡¡El Real Madrid tiene ganada esta batalla con el PSG!! Al Khelaifi no tiene nada que hacer...).
Las tres tienen el mismo protagonista: Leo Messi. El argentino vio como los arbitrajes le perdonaban tres rojas casi consecutivas en los últimos 5 partidos y Ramos estalló, con razón, al ver la jugada.
“A mí me echan del país”, le comentó a sus propios compañeros... y no le faltaba razón. Ni una pizca. ¿Qué se diría si Ramos es Messi y Yeray es el propio Leo? Esa acción le hubiese costado, prácticamente, la extradición del país al de Camas.
Messi pudo partirle la pierna a Yeray
Messi fue a hacer daño. Le clavó los tacos, con violencia, a Yeray. Desquiciado por la situación, el argentino vio la pierna del jugador del Athletic Club y soltó un durísimo pisotón que le debió costar la roja.
“Le pudo reventar la tibia y peroné si le da un poco más arriba...”, comentaban en el debate posterior del Barça-Athletic. El VAR ni se asomó. Las repeticiones distaban mucho de la acción, aunque esta vez no hizo falta una toma nítida.
En la acción se aprecia como Messi ve que hay ‘bulto’ y lo pisa, claramente, con la finalidad de partirle la pierna por la mitad al jugador del club vasco. El hecho más irritante fue que esa jugada de VAR no fue revisada. Ni se la miraron.
Tres agresiones en cinco partidos
¿Hubo miedo de expulsar a Leo? Muy probablemente... Lo cierto es que en los últimos 5 partidos ya le han perdonado tres veces la roja y Messi no parece querer frenarse.
La primera, antes del confinamiento, se la perdonaron al ‘pasar’ de una deliberante patada de Messi a Diego Llorente en el Barça-Real Sociedad de Liga. ("No vuelve a vestir la camiseta del Madrid": ¡¡Zidane tiene la bomba del verano!!)
La segunda llegó hace escasos días, en el Pizjuán, con un puñetazo del propio Messi a Diego Carlos que tampoco fue penalizado. Una muestra continuada de que el VAR es un auténtico despropósito.