Alberto Núñez Feijóo ya ha asumido con total naturalidad la dirección general del Partido Popular, y parece haber iniciado los actos previos a una campaña electoral de elecciones generales. Esta es la verdadera prueba de fuego del sucesor de Pablo Casado al frente del Partido, del que depende en gran medida el futuro más inmediato de la histórica formación política.
Sin embargo, Alberto Núñez Feijóo tiene un grave problema que resolver antes de esta esperada fecha. Y no es un problema que tenga una solución rápida y se pueda arreglar mágicamente. Es, además, una cuestión que ha afectado a varios ilustres políticos a lo largo de nuestra historia democrática: la falta de manejo del idioma inglés.
Grandes nombres de la política española como José María Aznar o Mariano Rajoy se han visto limitados por los aspectos del idioma en más de una ocasión, y varios de los asesores de Alberto Núñez Feijóo le han recomendado encarecidamente que aprenda inglés cuanto antes. En caso de ganar las elecciones generales, Feijóo debería saber manejar este idioma para poder representar correctamente a nuestro país en las grandes citas internacionales.
Sus, de momento, reducidas competencias idiomáticas limitan bastante las áreas de actuación de Feijóo en caso de que fuera elegido presidente del Gobierno. Su amplio conocimiento del gallego y sus competencias básicas del francés no son suficientes para manejar y dirigir un país en un entorno en el que se requiere conocer la lengua más hablada a lo largo y ancho de todo el globo.
Es imprescindible que el quizá próximo presidente del Gobierno siga la línea del actual presidente, que gracias al idioma ha podido realizar correctamente dos o tres gestas en las que sí ha cuadrado sus premisas originales de ayudar a los españoles bajo el mandato del progresismo y el socialismo que liberaba de la rigidez y los recortes de los gobiernos anteriores.
Sin embargo, tampoco será difícil superar el listón de Sánchez, que ha logrado colocar a casi todo el hemiciclo y espectro político español en su contra. Incluso algunos militantes del PSOE comienzan a abrir los ojos y se percatan del error absoluto de rumbo en el que ha caído el actual presidente del Ejecutivo, que se ha transformado en una marioneta de diferentes intereses ajenos a España y de los que depende para poder mantenerse en La Moncloa.