Los grafiteros han pasado de asaltar convoyes en las cocheras para pintarlos a hacerlo cuando se encuentran en pleno servicio y con pasajeros dentro.
Un ejemplo fue el asalto a un convoy de la línea 4 del Metro de Barcelona el pasado 4 de noviembre en el que los grafiteros agredieron a tres personas.
Los grafiteros detuvieron el metro en una de las estaciones, pintaron los vagones y llegaron a rociar con spray la cara de una mujer embarazada, según Transports Metropolitans de Barcelona (TMB).
Para el intendente Joaquim Bayarri, jefe de la División de Transporte de los Mossos d'Esquadra poner el foco «en si hubo o no agresión a una mujer embarazada a quien rociaron con espray en la cara» es hacer un zoom excesivo a la cuestión que desvía la mirada de lo esencial en este asunto.
Bayarri ha destacado la detención de un convoy en una estación y el enfrentamiento de los 34 encapuchados con los viajeros que se atrevieron a recriminarles su acción.
Este suceso, ocurrido el pasado 4 de noviembre, cuenta con dos denuncias de las tres víctimas agredidas por los encapuchados y que acabarán en un proceso penal.
Nuevos desafíos
Bayarri ha señalado que estos encapuchados no se mueven por hacer un simple dibujo de pintura con espray sino por el ánimo de superar nuevos desafíos.
No tiene el mismo reconocimiento hacer un grafiti en un tren aparcado en la cochera que en uno que está en funcionamiento y trasladando viajeros. La complejidad, y el riesgo de ser detenido, aumentan su valor. Para mostrar la 'hazaña' es obligatorio grabar toda la secuencia.