Kim Kardashian es, sin duda, una de las celebridades más conocidas en todo el mundo, no sólo por su fortuna, sino por las extravagancias y las exageraciones con las que, tanto ella como sus hermanas, están acostumbradas a sorprender a todos sus fans.
Y no es para menos: modelo, influencer, empresaria, multimillonaria.. y con un cuerpo que combina la genética y la cirugía plástica, Kim Kardashian ha conseguido convertirse en el 'modelo a seguir' para muchas jóvenes actualmente, siendo cada uno de los productos que promociona o crea un inmediato éxito de ventas.
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Sin embargo, las excentricidades de Kim tienen un límite: y es que, a pesar de poder permitírselo, la segunda de las Kardashian se niega a utilizar alta joyería, diamantes u otras piedras preciosas, portando siempre joyas 'falsas' o prestadas.
Un atraco en París, el origen de su miedo
Hace cinco años, Kim Kardashian era víctima de un robo que cambiaría su estilo de vida para siempre. Estando en París, la celebrity fue retenida a punta de pistola en su habitación de hotel para robarle las joyas que llevaba, valoradas en cerca de diez millones de dólares.
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Un robo violento que provocó que Kim no sólo dejara de compartir en sus redes sociales su ubicación, así como publicaciones en directo, sino que también hizo que la celebrity desarrollara una 'fobia' a las joyas de alto valor económico, a las que inconscientemente relaciona con el atraco.
Algo que ha continuado arrastrando psicológicamente los últimos cinco años, habiéndose animado recientemente a volver a lucir joyas maravillosas... siempre y cuando sean ''falsas', o prestadas por alguien cercano, evitando a toda costa los diamantes.